La brecha digital en Colombia sigue presente. Es un reflejo de las desigualdades sociales y económicas que afectan a millones de ciudadanos, especialmente a niños y jóvenes en áreas rurales.
Imaginemos a jóvenes del campo conectados que pueden acceder a Internet y aprovechar herramientas como ChatGPT y Synthesia, unas entre tantas, desplegando su creatividad. Con ChatGPT, aprendiendo patrones de “prompting” (es decir, de cómo interactuar con el algoritmo), podrían aprender matemáticas, idiomas, generar contenido escrito de calidad y recibir apoyo en sus tareas escolares. Todo en tiempo real. Con Synthesia, contarían con la capacidad de crear videos utilizando avatares generados por inteligencia artificial, presentando proyectos de forma innovadora, sin moverse de sus casas o del aula.
Sin embargo, la falta de acceso a Internet se convierte en un obstáculo significativo para el desarrollo y la inclusión social. El Dane lo documenta regularmente: aunque ha habido mejoras, la superación de la inequidad en el acceso avanza a paso de tortuga.
Es cierto que Colombia ha visto un aumento en la conectividad; en 2023, aproximadamente el 90 % de los hogares tenía al menos un miembro con un teléfono móvil. Sin embargo, las inequidades son dramáticas. Según el Dane, solo el 41,4 % de los hogares rurales contaba con acceso a Internet, comparado con el 70,5 % en áreas urbanas.
Cuando se indaga acerca de las razones por las que se carece de acceso a internet, el 50 % menciona que es muy costoso
Cuando se indaga acerca de las razones por las que se carece de acceso, el 50 % menciona que es muy costoso. Cerca del 30 % se encuentra tan distanciado de la economía digital que no ve necesario tener Internet; están literalmente desconectados. Las brechas son regionales y son evidentes al contrastar las zonas urbanas con las rurales, incluidas las pertenecientes a grandes ciudades.
La pandemia exacerbó esta situación, evidenciando que la conectividad, lejos de ser un lujo, es una necesidad básica para la dignidad humana y el desarrollo personal. Las oportunidades laborales del futuro próximo requieren habilidades digitales avanzadas y serán inalcanzables para aquellos sin acceso a Internet.
A diario presenciamos cómo la tecnología ofrece nuevas oportunidades para los conectados. La inteligencia artificial generativa está transformando radicalmente la forma en que se accede a la información y se aprende. Plataformas de aprendizaje en línea y recursos interactivos que utilizan inteligencia artificial para personalizar la enseñanza son inaccesibles para quienes no tienen Internet. Es como ver pasar un desfile de posibilidades sin participar en él.
La corrupción y la negligencia estatal contribuyen a perpetuar la brecha digital. Recursos destinados a mejorar la infraestructura digital han sido mal administrados, desviados o robados.
Garantizar el acceso universal a Internet y fomentar habilidades digitales son retos fundamentales que deben ser abordados con urgencia. La inclusión digital no es es una cuestión de justicia social y económica. Lo sabemos (casi) todos.
Cada día sin conectividad es un día perdido para millones de jóvenes cuyo potencial podría ser desbloqueado mediante el acceso a las tecnologías y la información.
X: @rafaordm