Niños violados y torturados. ¡Cuál paz!
Opinión

Niños violados y torturados. ¡Cuál paz!

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diciembre 17, 2014
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El país no sale de la consternación tras la noticia revelada por Blu Radio en la que una comunidad enardecida casi lincha al sur de Bogotá a un sujeto que violó y torturó a cuatro menores y a una joven en embarazo. Medicina Legal lo asegura en su informe, pero la mamá de los pequeños dice, para el asombro de todos, que “es cuento de ellos”.

Esa es buena parte de la Colombia en la que vivimos, con un Gobierno concentrado solo en buscar la paz con el 7% del total de violencia que arropa a nuestra nación: la guerrilla de las Farc en las playas de La Habana. Y no se trata de deslegitimar los esfuerzos del ejecutivo, ¿pero dónde quedan tooodas las otras formas de violencia que nos agobian?

El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, en su reporte Forensis 2013 del pasado mes de julio de 2014, revela cifras de todas las formas de violencia que hay en nuestra sociedad y que parecieran no tener eco ni entre nosotros mismos.

En el cuadro “Muertes violentas”, por cada cien mil ciudadanos hay solo 57 denuncias registradas —que van desde homicidios hasta suicidios— por el temor de las víctimas a denunciar. Pero el asunto no para acá. En el siguiente cuadro, “Lesiones no fatales”, la violencia interpersonal ocupa el primer lugar con 158.798 casos, seguido por la violencia intrafamiliar con 68.230 y exámenes médico legales por presunto delito sexual en 20.739 individuos, entre otros.

Insisto, como lo dije en alguna de mis anteriores columnas, que a los colombianos no nos preguntaron para nosotros qué es paz y de dónde vendría en una posible negociación. El Gobierno ha fundamentado sus esfuerzos en negociar con narcoguerrilleros, como si solo cesando las balas, el intercambio de fuego, se detuviera la violencia que el colombiano lleva en sus entrañas.

Retomando la información de Forensis, y a propósito de la noticia con la que abro esta columna, sus exámenes médico legales dicen que la violencia intrafamiliar desglosada en violaciones, violencia contra la pareja, niños, niñas y adolescentes representa el mayor número de casos, seguida de la violencia a adultos mayores, la interpersonal y a otros familiares.

¿Dónde está la paz de este país si no es en el núcleo de una sociedad que es la familia? ¿Cómo vamos a lograrla si peleamos con todo el que pasa a nuestro alrededor en lugar de conciliar? ¿Cómo si tenemos programas de televisión que exaltan la violencia? ¿Cómo si tenemos unos dirigentes cuyo discurso se basa en la polarización de un país? ¿Cómo si a quienes no nos gusta como se está negociando en La Habana nos tildan de ultraderecha, de enemigos de la paz y de uribistas, sin serlo? ¿Cómo si, como Manuel Teodoro lo denunció en Séptimo Día y lo vimos en los vecinos del caso de los niños violados, la gente cada vez está tomando justicia por su propia mano porque ya ni siquiera eso hay? ¿Cómo si hasta nos gusta rumbear en sitios caóticos reconocidos, porque esa es nuestra naturaleza? ¿Cómo si somos violentados en nuestros derechos por una clase dirigente abusiva y ajena a la dolorosa realidad colombiana, porque solo están pendientes de sus intereses políticos y monetarios?

Yo solo quiero dejar en su reflexión de este fin de 2014 si ya ni siquiera la tan conmovedora canción de Navidad Noche de paz tiene cabida en nuestro país, o —como Davivienda— estamos buscando la paz en el lugar equivocado.

Reciban mis más sinceros buenos deseos queridos lectores, y que Dios se apiade de este país del Sagrado Corazón.

¡Feliz Navidad y venturoso 2015!

 

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