“Los caleños no podemos dejarnos acuscambar”. Así lo manifestó, en un reconocido programa radial, el exgobernador del Valle Francisco José Lourido.
Si usted es caleño el término “acuscambar” le resultará familiar. Pero como Las 2 Orillas es un medio que tiene audiencia en todo el país y fuera de él, procederé a traducir la palabreja.
“Acuscambar”, que es sinónimo de intimidar, asustar y atemorizar, es una palabra que pertenece a un dialecto conocido como el “caleñol” que solo se habla en estas tierras vallecaucanas. Otros vocablos propios de este dialecto son cusumbo solo, chuspa, suspiro (merengue) pan cacho, guachimán, embeleco y bochinche.
El exgobernador Lourido hizo esa aseveración en respuesta a una amenaza realizada por Iván Mordisco, jefe de las disidencias de las Farc, contra la COP 16, el evento medioambiental, de carácter global, que se realizará en Cali en octubre próximo.
“La COP16 fracasará aunque militarice con gringos la ciudad. Señor Gustavo Petro, su discurso de protección de la naturaleza se derrumbará”, escribió el grupo armado que dirige Mordisco, a través de su cuenta en la Red Social X.
La amenaza no puede pasar inadvertida porque proviene del grupo que ha sembrado el terror en el norte del Cauca y el sur del Valle, durante los últimos meses. En desarrollo de la ola de violencia desatada por el grupo de Mordisco, se han realizado dos atentados con motocicleta bomba en Jamundí, población ubicada a tan solo 17 kilómetros de Cali.
También, han sido atacados los corregimientos de Robles y Villacolombia y varios municipios caucanos como Suárez, Buenos Aires, Santander de Quilichao y Caloto. En varios de esos ataques han sido utilizados drones cargados de dinamita, que han sido lanzados contra los cuarteles de Policía de estas localidades.
Estas disidencias se fortalecieron notablemente durante los últimos dos años, gracias al cese al fuego decretado por el gobierno Nacional, en desarrollo de ese embeleco llamado Paz Total.
Mientras los militares tuvieron que permanecer en sus cuarteles, por orden del Gobierno, los hombres de Mordisco se armaron hasta los dientes y coparon los territorios abandonados por el Ejército, entre ellos la zona rural de Jamundi, donde son amos y señores.
En buena hora el cese al fuego se levantó y las Fuerzas Militares han lanzado una gran ofensiva en contra de esas disidencias. Incluso han incursionado en la zona del Naya, hasta hace poco un santuario de los hombres de Mordisco, plagada de narcocultivos que ellos controlan. Además, por ese corredor selvático sacan hacia el Pacífico la droga que producen.
Según fuentes militares, la ola de violencia desatada por ese grupo ilegal pretende distraer a las FF. MM. de su misión en el Naya.
La ola terrorista en las goteras de Cali ha generado especial preocupación en proximidad de la COP 16, el evento más importante de los últimos 50 años
Lo cierto es que esa ola terrorista desatada en las goteras de Cali ha generado especial preocupación debido a proximidad de la COP 16, el evento más importante que se ha desarrollado en esta ciudad durante los últimos 50 años.
Incluso hay voces que han llegado a proponer llevarse la sede de ese certamen a otra ciudad.
Frente a esas temerarias iniciativas hay que retomar las palabras de Francisco Lourido: “los caleños no nos vamos a dejar acuscambar”. La Cop 16 tiene que realizarse en Cali sí o sí. No vamos a permitir que nos quiten esta oportunidad maravillosa de mostrarle al mundo las riquezas naturales que poseemos.
Además, en mucho tiempo a la capital del Valle no se le va a presentar otra oportunidad de que lleguen 12.000 personas, provenientes de 190 países a visitarnos. Lo que dejará enormes beneficios al sector hotelero, al gastronómico, al comercio, a los transportadores, etc. Por eso no nos podemos acuscambar.
Hay que agradecerle a Mordisco que haya lanzado esa amenaza, porque la mejor arma de los terroristas es el factor sorpresa, que les permite coger a las autoridades con la guaria abajo.
Gracias a la amenaza de Mordisco, el Ejército y la Policía se encuentran en alerta máxima y están haciendo su parte. La presencia militar ha sido reforzada con la llegada de varios batallones del Ejército. En las calles se siente ese incremento de seguridad.
Además, la vigilancia del Centro de Convenciones Valle del Pacífico, donde se desarrollará la COP, estará a cargo de 200 militares, entrenados contra actividades terroristas en Estados Unidos.
Sin embargo, y a pesar del esfuerzo de la fuerza pública, por desgracia es imposible descartar del todo la ocurrencia de atentados terroristas. Porque poner una motocicleta bomba en una ciudad de tres millones de habitantes es tan cobarde como factible.
Pero sí se puede minimizar el riesgo. Y en ese objetivo cada uno de los caleños podemos aportar. Tenemos que tener los ojos muy abiertos y ante cualquier movimiento extraño alertar a las autoridades.
No podemos poner un policía o un soldado en cada esquina, pero en cada esquina sí hay un ciudadano, que puede alertar a las autoridades y ayudar a prevenir un acto violento. Los caleños tenemos que convertirnos en los ojos y oídos de la autoridad.
El señor Mordisco puede tener claro que no nos vamos a acuscambar y que no estamos dispuestos a permitir que él ni ningún otro terrorista le meta el diente a un evento que es de una trascendencia histórica para nuestra ciudad.