"Ni se les ocurra hacer turismo en Venezuela"

"Ni se les ocurra hacer turismo en Venezuela"

Esta pareja fue condenada a 18 años de prisión solo por comprar cosas en la tierra del chavismo

Por: Gonzalo Useche
mayo 16, 2016
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

La pareja hizo las compras y visitaron Caracas, que se conecta con La Guaira por una rápida autopista. Al llegar al puerto, Jessica contó que un sargento de apellido Hernández le ordenó a su esposo que se detuviera.

En ese momento, el militar pidió a una civil, encargada del Servicio Nacional de Administración Aduanera y Tributaria (Seniat), que revisara los productos que ellos portaban, y le preguntó si se podían llevar al barco.

Tras revisar las facturas y los productos, la agente aduanera autorizó que los pasaran hacia el barco. Eran las 11:00 a.m. de ese martes cuando empezó la pesadilla, comentó Jessica.

Pese a la orden que dio la agente aduanera, el sargento Hernández los conminó que subieran a una patrulla, y los llevó a la Comandancia 452 de La Guaira, ubicada en el puerto.

“A eso de las 2:00 p.m., metieron a mi esposo [Óscar] en una celda con Guillermo, mientras que a mí, a eso de las 3:00 p.m., otro sargento de apellido Sánchez me sacó de la comandancia, manejó el taxi en el que estaba la mercancía, y me llevó al puerto”, relató.

Indicó que en ese viaje hacia el puerto pensó que la iban a matar. El sargento Sánchez le dice en el camino que con mil dólares que ella le diera, él los podía dejar en libertad porque el crucero aún no había zarpado del puerto.

Jessica le respondió que el barco partía a las 3:30 p.m. y le pidió que los dejara ir a los tres, porque el taxista era un humilde hombre que solo los estaba transportando.

Ante esta petición, el militar le respondió: “eso manda h…, con ese señor usted paga algo más. Ya estamos hablando de mil 500 dólares”.

Cuando llegaron al puerto, Jessica contó que vio que bajaron las maletas de ella y de su esposo del crucero. Cerraron las compuertas y el barco se marchó del puerto de La Guaira. Eran ya las 4:00 p.m.

“Yo confiaba en que la agencia de viajes iba anunciar a Panamá lo sucedido con nosotros, pero no lo hizo”, se lamentó.

Señaló que estando en el puerto, el sargento Hernández -el que originalmente los arrestó- le dijo a su colega Sánchez: “ya habló con la señora” y este respondió: “ no…, ellos se van a tener que quedar para mañana, entonces arreglamos”.

Jessica asegura que se dio cuenta de que estaban siendo víctimas de una red de funcionarios extorsionadores. El largo martes terminó con ese pensamiento sin saber que le venía lo peor.

Esa noche todos durmieron en la Comandancia 452 del puerto. A ella le correspondió pernoctar en los dormitorios de las agentes, y a su esposo y el taxista en una celda junto con un homicida.

EL PROCESO JUDICIAL MANCHADO DE CORRUPCIÓN: VEREDICTO

Lastimosamente lo que sucedió con los extranjeros panameños deja mucho que desear del sistema judicial en Venezuela. Los visitantes pasaron 48 horas más detenidos en la comandancia, y los militares les aseguraron que ese era el tiempo que debería transcurrir para pasar el caso a una fiscalía. Fue el jueves 5 de mayo cuando los llevaron al Tribunal.

Cuenta Jessica que cuando llegan al Tribunal, la secretaria del juez les preguntó que si tenían abogados privados, a lo que ellos respondieron que no. La misma secretaria les comenta que había un exfiscal de drogas que conocía cómo se manejaba todo allí, y los podía asistir.

“En menos de media hora llegaron dos abogadas y nos dijeron que nos iban a cobrar mil dólares, lo cual accedimos a pagar por el susto que uno tiene al estar detenido, pero solo pagamos 800 dólares”, comentó Jessica.

Una vez frente al juez, la pareja contó su versión de lo sucedió. No obstante, el fiscal le solicitó al juez que se les sentenciara por contrabando de extracción, que en Venezuela es un delito con pena igual al homicidio.

Y el juez dictó su sentencia: Los condenamos por el contrabando de productos de extracción a 18 años de prisión.

Además, Jessica comenta que se ordenó inmediatamente el arresto preventivo, por ser extranjeros.

“Yo iba para la cárcel de mujeres y mi esposo y el taxista para la cárcel de El Rodeo, que es donde están los privados de libertad más peligrosos de ese país”, indicó la joven panameña.

Señaló que tras escuchar la sentencia del juez ella, su esposo y el taxista empezaron a llorar, solicitando justicia ante el juez, ya que se declararon inocentes.

Luego de la sentencia, relató que fueron llevados en una patrulla a un barrio de La Guaira, que era “ una zona roja”. Precisó que los dejaron por varias horas en la patrulla, en compañía de militares armados.

Luego volvieron a llevarlos a la Comandancia 452 del puerto de La Guaira para esperar a que llevaran el expediente del caso al Ministerio Público, y así las abogadas que los representaron pudieran presentar una apelación.

LA EXTORSIÓN

El viernes 6 de mayo, los abogados conversaron con los panameños y el taxista, asegurándoles, según contó Jessica, que ya habían hablado con el juez que los sentenció, pero que tenían que pagarles mil 500 dólares por ello. Afirmó que militares, abogados y jueces eran los que les habían solicitado dinero a cambio de su libertad.

SALVACIÓN

A pesar de que en la comandancia les tenían prohibido a los prisioneros realizar llamadas, Jessica pudo hacer contacto vía WhatsApp con su mamá en Panamá, gracias a la ayuda que le prestaron unas policías de menor rango.

Jessica le dio indicaciones a su madre para que hiciera contacto  su grupo de amigos de la Universidad Santa María la Antigua, donde ella estudió. En ese grupo habían conocidos del gobierno actual, que se enteraron y pusieron en aviso a las autoridades.

Fue  así como el embajador de Panamá en Venezuela, Miguel Mejía, se enteró de la situación, y el lunes 9 se dirigió a la comisaría donde estaban detenidos desde el 3 de mayo.

“Yo me voy a quedar aquí hasta que liberen a mis compatriotas”, dijo Jessica que le escuchó decir al embajador a los militares que se oponían a liberarlos.

El diplomático panameño tomó acciones de inmediato y se comunicó con el vicecanciller de Venezuela, Alexander Yáñez, a quien puso al tanto de lo que pasaba.

A las 7:30 p.m. del martes 10, tras una conversación del embajador panameño con la canciller de Venezuela, Delcy Rodríguez, se acuerda la libertad de los panameños y del taxista venezolano.

Luego de que fueron liberados, el embajador Mejía se llevó a la pareja de panameños a su casa. Posteriormente, en la embajada redactaron un informe de todo lo sucedido y las coimas que supuestamente pagaron. Jessica y Óscar regresaron a Panamá el 12 de mayo.

Mejía indicó que ese informe se lo remitió a la Cancillería panameña, que ya conoce lo sucedido con la pareja de panameños.

El diplomático indicó que la próxima semana presentará ante la Cancillería de Venezuela el informe, y se les prometió que iban a investigar .

Mejía recomendó a los panameños que cuando viajen a Venezuela porten los números de la embajada y los consulados en ese país, por cualquier incidente.

En tanto, el embajador de Venezuela en Panamá, Jorge Durán, evitó hacer comentarios de lo sucedido, e invitó a Jessica y a Óscar a visitar la embajada el próximo martes. Ellos creen que no irán.

LAS CONCLUSIONES: “NO VAYAN A VENEZUELA”

La lamentable situación en la que estuvieron involucrados los extranjeros les dejó  un mal sabor en la boca y explicaron que Venezuela ya no es un país donde se respetan los derechos humanos. Nuevamente la imagen del país se sigue manchando bajo las condiciones en las que se viven a diario.

“No vayan a Venezuela, si no quieren pasar la horrible experiencia que yo viví. Allí no respetan los derechos humanos…”, así se expresó, entre lágrimas, Jessica Díaz, la panameña, quien junto con su esposo, Óscar Rivera, y el taxista venezolano Guillermo Rivas fueron arrestados, extorsionados y sentenciados a 18 años de prisión por supuesto contrabando de extracción.

Venezuela parece ser zona roja para los extranjeros, que cuando llegan, ya se quieren ir. Esperemos que vuelva la Venezuela de antes donde transitaban tanto extranjeros como nativos sin el temor de la delincuencia, de la extorsión, el secuestro, la inflación, y las crisis en las cuales está inmerso el país. Pareciera que Nicolás Maduro nuevamente hablara de una situación utópica respecto al fortalecimiento del motor de turismo, pues con las experiencias vividas por varios extranjeros, están muy lejos de regresar.

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