Se está acabando el presente semestre de educación en Colombia y los estudiantes de las universidades públicas no asistieron a las aulas más de dos o tres semanas. Coincidió el comienzo del periodo actual con el inicio del gobierno de Iván Duque porque el último periodo habían cesado estudios para presionar al presidente anterior con el propósito de que aumentara la distribución del presupuesto de la educación pública en el país.
Tengo un hijo que renunció a una beca deportiva en los Estados Unidos, donde estudiaba Administración de Empresas. Un día, cuando cursaba cuarto semestre me mandó una conferencia de Pepe Mujica y me hizo unos comentarios que demostraban su acercamiento a ese líder y también a un sacerdote jesuita que lideraba grandes causas sociales en el Chocó. Acto seguido me mandó un link con el currículo de la facultad de Trabajo Social de la Univalle con referencia: "mira esto tan interesante, madre". Pues esto fue el comienzo del fin de esa vida. Lo obligamos a terminar el trimestre y al mismo tiempo empezó a buscar la universidad para dar tan importante giro a sus estudios. Se presentó en una de las dos facultades privadas de Colombia en esta carrera solo para garantizar un lugar y fue aceptado, pero aclaró que su intención era estudiar en una universidad pública y pasó en la pionera de todas: la Universidad de Caldas, que queda en la ciudad donde nació, pero de donde se fue a los 10 meses.
Ya cursa séptimo semestre en dicha facultad que fue la puerta a una realidad que no conocía. El primer año ocultó sus condiciones, lo cual le permitió ser uno más de los 60 compañeros que empezaron con él. Su transcurrir entre estos jóvenes le abrió los ojos a nuevas realidades: conoció chicos que si se tomaban un tinto de 500 pesos lo hacían en contra de la buseta porque había para el tinto o para no tener que caminar una hora o más para regresar a sus casas; también tuvo una compañera que sintió un dolor que los hizo entrar en pánico y a la hora de decidir a qué centro hospitalario dirigirse, se dieron cuenta de que no había pagado ni siquiera el seguro interno de la universidad. Con todo eso, se volvió el más leído, el más interesado por aprender y ser buen estudiante, además del más parcero de los estudiantes que hoy luchan por cambiar las condiciones que tienen.
Hace un par de semestres se cayó el techo de un salón de la universidad, las instalaciones cada vez están más deterioradas. Gente de los lugares más recónditos de nuestra geografía sufre si les aumentan 50 mil pesos de la matrícula y ni hablar de un aumento en el costo del almuerzo, no hay cómo pagar esos aumentos. La deuda del gobierno con las universidades públicas desde 20 años atrás es de 19.5 billones de pesos y he leído que la corrupción nos cuesta a los colombianos 40 billones anuales. Esos jóvenes que deben trabajar en lo que sea para sacar adelante un título de las más difíciles carreras son los que están hoy pidiendo que se les apoye. Y ni hablar de los créditos a través del Icetex. ¿Aumentar las utilidades del sistema bancario a costa de ahogar a los jóvenes que salen y no tienen trabajo? El desempleo en esas edades en Colombia es entre el 25 y el 35% dependiendo de la región. Lo peor que le pasa a nuestra economía es que el sector que más utilidad da es el financiero, por encima del sector productivo. Y qué tal, el hombre más rico de Colombia, beneficiándose de las medidas públicas.
Ayer mi hijo empezó la marcha a pie. De Manizales a Pereira se demoraron 9 horas. Esperan llegar a Bogotá y asistir el 28 a ese encuentro con los compañeros de los distintos puntos de Colombia. Gran esfuerzo físico, grandes sacrificios. Desde que empezaron el paro en la Universidad de Caldas los estudiantes del Pacífico, unos negros alegres y amorosos, se encargan del sancocho comunitario.
Unos días tiene buena carne y otros se ríen porque hacen de vegetarianos. Cuando ven llegar a mi hijo con los ingredientes del plato fijo de la carta, se le burlan diciéndole ahí viene el comunista de cuna de oro y cuando él les responde que no es comunista, se ríen porque entonces sí es de cuna de oro.
Esa es la realidad de este paro que es vivido y liderado por la comunidad estudiantil. Es subestimarlos decir que todo este movimiento es liderado por Petro para ser elegido presidente del país en las próximas elecciones. Y los más ajenos al acontecer de la mayoría de los jóvenes, quiero decir los ricos o acomodados están bravos porque no hay derecho a que le hagan eso a Duque. Maravilla escuchar los argumentos de quienes se convirtieron en los voceros ante los medios de comunicación. Claridad en sus argumentos, seriedad, compromiso, entrega, pasión.
Apoyar el paro es pensar en los millones de jóvenes que no tienen posibilidades de una educación si tienen que pagar. Así de sencillo.
Ayer cuando se inició el periplo de los manizaleños, encendí una veladora que estará prendida todo el tiempo hasta que lleguen a Bogotá. Le pido a los Seres de Luz que protejan los recorridos de esos muchachos inspirados por la realidad que les cobija, que los acompañen y los protejan.
La ayuda de las comunidades que los verán pasar sería de gran utilidad. Ellos son nuestros hijos y son el futuro de Colombia.
