Pareciera que la polarización ya no tiene tanto los dos polos de Uribe y de Petro, sino cada vez más uno solo: Petro (a favor de él, o, más, contra él).
El argumento central siendo el de que él representa la posibilidad de que Colombia termine como Venezuela.
Toca entonces entender cómo llegó Venezuela a lo que es hoy. Tres factores se conjugaron:
Uno: Maduro; quien no es Chávez ni es quien montó la Revolución Bolivariana o el Socialismo del Siglo XXI, sino quien agravó una situación preeexistente.
Chávez hizo una revolución como la pidió y la mandó su ciudadanía; era el país más rico del continente y el más desigual, con una élite agresivamente ostentosa y un pueblo marginado y abandonado del poder. Durante 16 años fue respaldado por grandes mayorías y cumplió sus promesas de cambio. Lejos de tener en contra a la población, fue una esperanza. Al punto que durante su gobierno la migración colombiana hacia allá fue de 5 millones (el doble de la de hoy hacia acá).
Pero sí fue causante del segundo factor que produjo la tragedia que hoy vive Venezuela, en la medida que la simple instalación de un gobierno no alineado con los Estados Unidos era para ellos un desafío; que expropiara la riqueza de las compañías petroleras americanas era ya intolerable; pero que con esa riqueza se dedicara a promover propuestas de gobiernos de izquierda -con interés alternos a los americanos- colmó la copa. Por eso y no por defender a la ‘democracia’, los ‘Derechos Humanos’ o los intereses del pueblo venezolano fue que el país más rico y poderoso del mundo resolvió que tenía que acabar con ese gobierno ahorcando la economía del país, para que el pueblo se subleve.
El tercer elemento causante de la decadencia y crisis fue la caída del precio del petróleo. Un país que dependía exclusivamente de ese hidrocarburo se encontró de un día para otro con una disminución de la mitad de sus ingresos.
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Para caer en el abismo en que está Venezuela no bastaría un triunfo de Petro
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Para caer en el abismo en que está Venezuela no bastaría un triunfo de Petro. Colombia no tiene ni lejanamente un equivalente a la riqueza petrolera para promover y financiar gobiernos antiamericanos; ni ningún fenómeno económico que pudiera reducir a la mitad los ingresos nacionales. No alcanzaría ni siquiera a ser el mosquito para los Estados Unidos.
Pero, además, Petro claro que es populista, porque hoy el populismo ha remplazado a la ‘democracia’. No solo aquí sino en todo el mundo, las campañas en búsqueda del poder político se desarrollan alrededor de promesas que se sabe que no se cumplirán. Por eso toma importancia la variante del candidato antipolítico y de los ataques y las descalificaciones a los rivales en vez de las propuestas y los programas.
Chávez era de la entraña del ejército, lo conocía y tenía entronques que le permitieron volverlo la columna vertebral de su régimen. Las fuerzas armadas colombianas han sido formadas y endoctrinadas como antizquierda y anti-Petro.
En su momento la opción -o peligro según se vea- era una revolución de izquierda y eso fue lo que Chávez catalizó. Aquí hoy lo que existe es ‘la revuelta de las calles’ sin orientación ni propuesta ideológica, política o económica.
Ninguna posibilidad existe de que Colombia acabe como Venezuela. En cambio el tratamiento del gobierno al paro y a las manifestaciones sí parece llevar, deliberadamente o no, a una solución y un modelo fascista de manejo del Estado.