Ni cesó la horrible noche, ni la libertad es sublime

Ni cesó la horrible noche, ni la libertad es sublime

"Si no hay un cambio real en las políticas gubernamentales, en el tratamiento de la seguridad, ni una sincera política de libertad y derechos ciudadanos, nada cambiará"

Por: Giovanny Rincon Silva
octubre 16, 2020
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Ni cesó la horrible noche, ni la libertad es sublime
Foto: Las2orillas

En la primera estrofa del himno nacional de Colombia, escrito por el expresidente Rafael Núñez, se menciona la frase "cesó la horrible noche, la libertad sublime", pero actualmente, cuando se cumplen exactamente cien años de idear estas armónicas frases, los pensadores libres, periodistas independientes, académicos y gran parte de la sociedad civil nos preguntamos si en realidad cesaron las horribles noches en Colombia y si existe una libertad sublime en el país

Según la Real Academia Española, cesar tiene diferentes significados. Vamos a dejar el que se indica en la lengua culta formal como un verbo intransitivo en todas sus acepciones, el cual se establece como "dejar de hacer algo". En el momento de la composición del himno, Núñez sugería que cesaran los abusos, torturas y asesinatos de los españoles con nuestros antepasados criollos, ya que, según registros históricos, la letra del himno surgió después de la independencia de Cartagena como una oda (subgénero lírico que se expresa en forma de poesía de origen griego) para homenajear este histórico suceso.

Por otro lado, la palabra libertad proviene del latín libertas, -ātis ligado a la diosa Libertas, patrona de los hombres libres, quienes se diferenciaban de los esclavos. Asimismo, en inglés libertad se expresa como freedom, proveniente de una raíz indoeuropea que significa amar. Y a su vez la palabra miedo en inglés, afraid, viene de la misma raíz, usado como contraposición a la de libertad mediante el prefijo a por influencia del latín. En el caso de la palabra sublime proviene de una categoría estética, derivada principalmente de la célebre obra Περὶ ὕψους (sobre lo sublime) del crítico o retórico griego Longino, que consiste fundamentalmente en una “grandeza” o, por así decir, belleza extrema, capaz de llevar al espectador a un éxtasis más allá de su racionalidad.

¡Cesó la horrible noche! 

La libertad sublime 

Es decir, que según Núñez y quienes decidieron que su magistral oda fuera la letra del himno, para la fecha en que se compuso ya las horribles noches donde los españoles torturaban y asesinaban a los criollos habían concluido y la libertad era un derecho adquirido gracias a las crueles luchas independistas lideradas por próceres como Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Manuelita Sáenz, entre otros.

Este previo análisis junto a la pregunta inicial nos lleva a un amplio debate y generación de nuevos interrogantes, luego de que, en la actualidad, Colombia se ha visto envuelto en nuevos episodios de pronunciada violencia con un extremo derramamiento de sangre en amplios territorios del país, comportamiento que no se presentaba desde el año 2010, año en el que inició el proceso de paz en Colombia de la mano del expresidente y Premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos, lo cual pone en duda el fin de las horribles noches y del derecho a la libertad ciudadana consagrada en la constitución política de 1991 consagrados en los artículos 19, 20 y otros y desde luego en la letra de nuestro himno nacional ideada por Núñez.

Si analizamos la historia reciente nacional, en el periodo de 1998 hasta 2010, el país estuvo envuelto en un fuerte recrudecimiento de violencia tras el fallido proceso de paz adelantado por el expresidente Pastrana y donde se incrementó ampliamente el poder político y militar de las Guerrillas Farc-EP (Fuerzas Armadas Revolucionarias-Ejército del Pueblo) y por supuesto de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y demás grupos paramilitares, agentes de violencia que aumentaron los secuestros a ciudadanos y empresarios por lo que la libertad era conocida como un privilegio solo para un sector de la población del país.

Luego de esta época se recrudecieron aún más los hechos de violencia y las noches horribles eran cada vez más frecuentes en todo el territorio nacional, pues aumentaron los combates entre grupos irregulares y el Ejército Nacional al intentar darle una salida bélica al conflicto interno armado bajo la política de seguridad democrática del expresidente Álvaro Uribe Vélez. Este fue el periodo más violento de la guerra del país según varios analistas y académicos, donde además se generaron múltiples violaciones a derechos humanos, como los mal llamados "falsos positivos" que no fueron más que asesinatos selectivos por parte de miembros de las fuerzas militares a civiles para presentarlos a la opinión pública como guerrilleros dados de baja en combate, comportamiento en el cual varias organizaciones de derechos humanos reportan que se presentaron cerca de 10 mil casos de ejecuciones extrajudiciales durante el periodo de 2002 a 2010 que han llevado a la cárcel a decenas de oficiales y suboficiales así como soldados del Ejército Nacional y a miembros de otras fuerzas estatales adscritas al Ministerio de Defensa Nacional de Colombia, hechos que reflejan un ataque a la libertad y sus derechos fundamentales de los ciudadanos ya que muchos de ellos, fueron llevados por miembros del ejército bajo falsas promesas de empleo.

Sin embargo, luego de este periodo y especialmente de 2015 en adelante la guerra se apaciguó en todo el territorio Colombiano según estadísticas de entidades oficiales del Gobierno Nacional e incluso organizaciones independientes defensoras de derechos humanos y ONG internas y externas quienes dan fe de ello con estadísticas y estudios de campo, esto dado el mencionado proceso de paz que se adelantaba con la principal guerrilla del país y que para ese año presentaba grandes avances, a su vez se daban fases iniciales de diálogo con la segunda guerrilla con mayor fuerza del país el Ejército de Liberación Nacional, ELN.

No obstante, hoy día a tres meses de finalizar el año 2020 ya nada de esos días de antaño queda donde había esperanza de libertad para millones de pobladores afectados por la guerra. Esto debido a la llegada del uribismo al poder en el 2018 de la mano del exsenador Iván Duque a la presidencia, impulsado por el Centro Democrático, partido creado por el expresidente Uribe con la intención de oponerse a los diálogos de paz con los grupos guerrilleros, tanto así que una de las propuestas de sectores radicales de este partido indicaba hacer trizas el proceso de paz firmado oficialmente en el año 2016, propuesta que parecía imposible de cumplir ya que el acuerdo aparentemente fue blindado jurídicamente por el expresidente Juan Manuel Santos y además la propuesta de hacer trizas el acuerdo de paz fue negada por el entonces candidato presidencial Duque en varios debates durante la carrera por la presidencia, político que además se presentó bastante serenado los primeros días después de que le fuera colocada la banda presidencial por el Presidente del Senado Ernesto Macias, también del partido Centro democrático, después de que este mencionara un discurso bastante guerrerista durante la instalación del congreso de la república.

Así, todo esa esperanza de libertad y de que cesaran las horribles noches de guerra son cuestión del pasado y hoy día Colombia ha vuelto a sus noches más oscuras y llenas de terror, por ejemplo, solo en el presente año se han presentado más de 65 masacres donde se ha involucrado como perpetuadores de estos crímenes a grupos paramilitares reactivados los últimos 3 años bajo la denominación de Autodefensas Gaitanistas de Colombia; AGC o Clan Golfo además de ciertos grupos disidentes de las extintas Farc, e incluso brazos armados de carteles mexicanos según denuncias de la comunidad, a su vez en algunos casos se han denunciado a los mismos efectivos del Ejército Nacional y Policía Nacional.

Las principales víctimas son jóvenes entre los 14 y 35 años; campesinos, indígenas, comunidades afro, ex combatientes de las Farc, trabajadores de poblados del Cauca, Nariño, Guajira e incluso en Bogotá con la reciente masacre cometida por la Policía Nacional en la terrible noche del 9 de septiembre donde fueron asesinados una decena de ciudadanos que protestaban por el abuso policial que causó la muerte del estudiante de derecho Javier Ordóñez. De otro lado, según un ranking elaborado por Global Witness, Colombia encabeza la lista de países donde más líderes defensores del medio ambiente son asesinados para el presente año, según el reporte, sólo el país concentra el 30% de los casos de las muertes violentas en todo el planeta para defensores de territorios amenazados por la minería, multinacionales extractivistas, entre otros, un auténtico daño a la libertad ciudadana y de estos líderes y comunidades.

Todos estos hechos donde se ha afectado la libertad ciudadana y donde varias noches se han tornado horribles en todo el territorio nacional, han llevado a Colombia de nuevo a presentarse como un país inviable, donde la desigualdad social es el principal protagonista de la sociedad en la actualidad, además de la pobreza recrudecida a causa de la pandemia actual a causa del COVID-19 y a las desatinadas políticas gubernamentales que han ayudado más a multinacionales extranjeras como la aerolínea Avianca o bancos del Grupo Aval que a los pequeños y medianos empresarios.

En el caso rural la muerte por estos actores violentos tiene como objetivos a aquellos jóvenes y campesinos indígenas dedicados a la protección de sus territorios, del agua y de su comunidad afectando su libertad y derechos esenciales y en el caso urbano para las principales ciudades, las noches horribles y muerte tiene sus ojos en los jóvenes que protestan por mejoras en el sistema de educación, salud, por una pensión digna y por supuesto contra el abuso policial y estatal, los cuales han sido objeto de violencia extrema por parte de la policía como se evidencia en múltiples videos presentados en las redes sociales. Adicionalmente, estos jóvenes después de la muerte siguen perdiendo su libertad, ya que incluso han sido revictimizados con señalamientos por parte de altos funcionarios de gobierno como el ministro de defensa, algunos senadores del partido de gobierno e incluso varios sectores de la prensa privada al denominarlos como “vándalos”, delincuentes” e incluso como “guerrilleros”.

Toda esta realidad nacional, nos lleva a concluir que definitivamente las horribles noches como la del 9 de septiembre de 2020 y otras más que han segado la vida de defensores ambientales, líderes sociales, estudiantes y demás víctimas no han cesado y que por el contrario han aumentado como lo ha registrado incluso altos diplomáticos de Naciones Unidas y lo peor es que posiblemente no cesen durante el presente gobierno ya que sus políticas se enfocan a favorecer a los grandes capitales del país, ignorar el proceso de paz y al pueblo se le siga tratando con represión y violencia y sin políticas de prevención en la seguridad ciudadana.

Bajo esta perspectiva, se ha demostrado que en Colombia no hay una verdadera libertad para la población, para la juventud, para los pueblos indígenas, para los campesinos, ni tampoco para algunos sectores de prensa, menos de libertad sublime como lo indica el himno nacional, todo eso quedó en un estético escrito alejado de la realidad actual del país. Gran parte de Colombia ha perdido su libertad, ya que, a su vez, amplios sectores radicales controlan los diversos poderes, pues están en la Presidencia, la Fiscalía, la Procuraduría, el Congreso e incluso en la Unidad de Protección de Víctimas y la Defensoría del Pueblo, por lo que tristemente las noches horribles se repetirán si no hay un cambio real en las políticas gubernamentales, en el tratamiento de la seguridad, ni una sincera política de libertad y derechos ciudadanos.

Tristemente, la próxima vez quizá escucharemos “cesó la tranquila noche, la libertad ya no es sublime, mientras derraman la sangre, de la invencible juventud, en lugar de:

¡Cesó la horrible noche! 

La libertad sublime 

Derrama las auroras 

De su invencible luz. 

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