En un nota ciudadana publicada recientemente en Las2orillas se propuso la emisión de bonos o vouchers para que los padres de familia pudieran escoger el colegio de su preferencia, lo que se supone generaría una saludable emulación o competencia entre colegios y mayor calidad de la educación, y de paso debilitaría las amenazas de Fecode de no abrir los colegios este semestre.
Esta opción de política, de financiar la demanda en lugar de la oferta, corresponde además con el anhelo de libre opción (free choice) de institución educativa, en muchos estudiantes y familias. Libertad de opción que siempre ha estado disponible en familias con los recursos suficientes para escoger el colegio deseado y a su alcance. Pero posibilidad que se dificulta a medida que descienden los ingresos familiares y las opciones disminuyen, limitadas a pocos colegios privados o públicos locales.
La experiencia de los colegios en concesión en Bogotá demuestra que en las localidades en las que se inició esta nueva modalidad, su mayor diversidad de proyectos educativos (curriculares y pedagógicos) generó una alta demanda de familias locales por estas nuevas oportunidades, muchas veces en perjuicio de la matrícula en las instituciones públicas cercanas, debido a recelos sobre problemas de violencia escolar y narcotráfico, además de los continuos paros del personal docente. Esta nueva modalidad de financiación pública, y administración y gestión privada, ha estado acompañada de nuevas ofertas de formación orientadas a una mayor calidad de la educación ofrecida, lo que ha enriquecido y diversificado la oferta de oportunidades educativas en la ciudad. Queda por verificar si hay diferencias significativas entre ambos tipos de instituciones en pruebas como Saber 11 o Pisa.
En sectores urbanos de bajos ingresos la experiencia de los colegios en concesión constituye la oportunidad de diversificar y enriquecer la oferta de formación local y, además, la expectativa de generar dinámicas de emulación en las demás instituciones públicas cercanas. Pero esta experiencia es muy diferente de la de bonos o vouchers que ha sido propuesta. En lugar de financiar la demanda individual por determinados colegios (subsidio a la demanda), se fortalece la capacidad institucional de propuestas educativas innovadoras, lo que constituye una importante modalidad de subsidio a la oferta. Y en comparación con la práctica común en muchos municipios de educación privada contratada, generalmente carente de mecanismos objetivos de seguimiento y evaluación, los colegios en concesión son los ganadores de procesos competitivos entre varias propuestas concursantes. Lo que garantiza un importante grado de fortalecimiento institucional y académico.
En lugar de bonos o vouchers de subsidio a la demanda (neoliberalismo puro), lo que se requiere es esta modalidad de subsidio a la oferta, aunque la oferta no sea la tradicional institución pública sino nuevos esquemas de financiamiento pública y gestión privada de las instituciones. Por supuesto, estas nuevas opciones requieren un fortalecimiento de las competencias técnicas de seguimiento y evaluación, en las Secretarías de Educación, muchas sometidas a contrataciones clientelistas y de baja cualificación.
Otra eficaz estrategia de promoción y estímulo a innovaciones educativas, en instituciones públicas y privadas, es la organización de concursos, en áreas claramente definidas, y con criterios y estándares competitivos por mérito, concursos abiertos no a individuos sino a grupos de estudiantes y docentes. Una amplia experiencia internacional demuestra la eficacia de estos estímulos al mérito y la creatividad, y sus efectos positivos en cada colegio y localidad. Estudios realizados en Japón y Corea, entre otros países, le atribuyen a estos concursos escolares avances significativos en diversas áreas de la ciencia y la tecnología, como la robótica, informática, biotecnologías, ecología y medio ambiente, entre otras.
Sin embargo, la calidad de la educación en Colombia no depende de ni bonos o vouchers ni de modalidades de educación contratada o de colegios en concesión. Tampoco es significativa la diferencia de la calidad de la educación (según las pruebas Saber) entre instituciones públicas y privadas, salvo las de élite. Estas diversas opciones de financiación y gestión de las instituciones dependen de la calidad de los docentes respectivos, la que a su vez es el resultado tanto de la formación recibida en las tradicionales instituciones de formación (normales, facultades de educación, etcétera), como del estatus social y ocupacional de la profesión docente.