Así llamaron por años a mi rincón personal. Creería que todavía están tentados a hacerlo, familiares y amigos. Mi rincón personal ha ido cambiando a través de los años, de una buhardilla de escasos 3 mt2, pasó a una hectárea de terreno, casa incluida, y de allí a un apartamento de 66 mt2. La ciudad lluviosa, se transformó en bosque húmedo tropical, para terminar en “playa, brisa y mar”. Mi nicho a cambiado tanto como yo, –por lo menos me hago esas ilusiones-.
Mi nicho, siempre me acoge, me acuna, me protege. En él he desarrollado la creatividad en las artes manuales, la pintura, la fotografía y la escritura. (Existen actividades que requieren un mayor tiempo en soledad). Allí encuentro el solaz para su desarrollo.
Es salud mental, el escoger ese nicho donde te sientes bien, en paz, en armonía. En ocasiones será solitario –tal como sugiere el título de esta columna-, en otras será tan rodeado de gente, tanto como se pueda estar, permanentemente.
Sí, cada persona tiene su rincón personal, así se haya dado cuenta de ello o no. No tiene que estar aislado, puede también ser el bar, el club, la playa, en plena conversación. O el trabajo. Cada quien se refugia donde mayor bienestar siente.
Es salud espiritual llegar a ese nicho.
Desde él rescatas tu potencial sanador,
curas tus enfermedades sociales, mentales, emocionales y físicas
Sin embargo, existe un rincón, un nicho, tan personal, tan absolutamente individual, que pocos lo encuentran. Es el nicho al interior de tu cuerpo, de tu ser, aquel al que es imposible invitar a alguien. Es el sitio donde restauras tu amor, tu energía, tu potencial creativo. Es el lugar por excelencia para ti mismo. Tu sitio en el universo.
Vi ayer una charla TED, dada por una niña de 14 años, Umi Garret, en la cual de pronto dijo “soy pianista desde hace 10 años, cuando comencé a tocar piano a la edad de 4 años” “quiero dedicarme a transmitir alegría a través de la música”. “Aún, cuando no estoy interpretando, solo pienso en música” añadió. Bello, ver a alguien que tan joven llegó e hizo consciencia de su nicho externo -el piano- y de su nicho interno –el don de alegrar-, ya que fue su corazón quien pronunció esas palabras. La música es el vehículo para mostrarlo.
Es salud espiritual llegar a él. Desde ese nicho rescatas tu potencial sanador. Desde allí curas tus enfermedades sociales, mentales, emocionales y físicas. Desde allí esparces tu Don, el aporte que haces al mundo. ¿No lo encuentras bello?
