Leyendo y escuchando los apartes de las revelaciones que ha realizado Noticias Uno y El Espectador, en las que aparecen el abogado Néstor Humberto Martínez (NHM), quien ahora es el fiscal, y el fallecido ingeniero Jorge Enrique Pizano, uno se queda sin palabras.
Más aún: uno hasta experimenta un poco de suspenso, siente intriga y terror, debido a la trama y el desenlace de los hechos y a la gravedad de las cosas que en la grabación se confiesan y que están relacionadas con el pago de presuntos sobornos de la multinacional Odebrecht, en Colombia.
Cabe destacar que Pizano es una ficha clave en el escándalo de Odebrecht. Aun cuando él ha muerto, sus revelaciones siguen siendo vigentes y servirán para atar muchos cabos sueltos y encontrar el eslabón perdido de Odebrecht en nuestro país.
Estoy leyendo de a pedacitos la novela Asesinato en el Orient Express, de Agatha Christie. Guardadas las diferencias, logro ver uno que otro puntos comunes en la trama de las susodicha obra literaria y las mencionadas revelaciones efectuadas por Noticias Uno y El Espectador.
Pero no, esta no es una novela más de Agatha Christie, ni de suspenso o narrativa tensional, recurso literario tan exprimido comercialmente en estos días por Dan Brown. No.
De lo que aquí se trata es de un hecho de nuestra cruda realidad colombiana, de nuestro tremendo realismo trágico.
Como puede apreciarse en el video confiado por Pizano a Noticias Uno, allí están conversando NHM y él.
De acuerdo con las grabaciones, Pizano le revela a NHM el supuesto pago de sobornos. NHM experimenta un ataque de risa; empieza a ironizar y a proferir frases groseras y sarcásticas. En la conversación sobresalen algunas palabrotas expresadas por NHM.
Una de las cosas que más llaman la atención es el empleo de vocabulario burdo; como si no fuera una persona culta y un profesional calificado. Es una charla coloquial, a pesar de la gravedad de las revelaciones que realiza Pizano.
Si bien la intención original de las declaraciones señaladas no es destruir la honra y el buen nombre a nadie, sí son valiosas para desenmascarar a un puñado de políticos corruptos que se presentan como seres impolutos.
Ante este hecho a uno le surgen muchas preguntas y no pocas dudas sobre la confianza en ciertas instituciones colombianas, en algunos altos funcionarios del Estado y también acerca del escándalo en Colombia de la constructora de origen brasileño Odebrecht.
Produce desconfianza que por el ente acusador de Colombia haya desfilado algún funcionario involucrado en estruendosos escándalos de corrupción, por cuanto nadie en este país debería olvidar el caso del fiscal anticorrupción corrupto Luis Gustavo Moreno.
Si todos los ciudadanos tenemos que tener el valor civil de denunciar ante las autoridades competentes cualquier infracción o transgresión a la ley cuando se tiene información al respecto, cuando se poseen abundantes y contundentes pruebas, ¿por qué el señor NHM no denunció cuando fue informado por Pizano de las posibles irregularidades de los antedichos pagos?