Se acaba de conocer el último contrato del bailarín televisivo Nerú Martínez con el Gobierno y el objetivo del documento es realizar actividades físicas, aprovechamiento de las pausas activas y videos con consejos de vida saludable. El acuerdo está por un valor de 77 millones de pesos durante 302 días.
Es la tercera vez que se lo renuevan y si se suman da un total de 176 millones, nada mal, habrá seguramente otros funcionarios con contratos más gruesos, pero lo “curioso” por no decir indignante, son los deberes de Martínez que se mencionan arriba.
¿Es estrictamente necesario que los funcionarios de Palacio bailen Zumba dizque para mejorar el ambiente laboral? ¿En el contrato se estipula también masajear a la primera dama de la nación, o eso es de gratis y por iniciativa de ella?
Hay empresas privadas donde antes de iniciar la jornada laboral se les obliga a los trabajadores a hacer calistenia, es decir, esto no es nuevo, pero si es la primera vez que se adopta en un gobierno en Colombia.
Ahora, si a la hora de contrastar resultados y se demuestra que esa millonada invertida sirvió por ejemplo para que el Ministerio de la igualdad logre ejecutar más del 2% de su presupuesto, pues magnífico y tocará aplaudirlo; veremos si eso lo muestran en una rendición pública de cuentas.
O también si sirve para que los funcionarios de Palacio espanten la modorra de las 3 de la tarde ocasionada por opíparos almuerzos y se den cuenta que los que están almorzando así son ellos y el 10% de la población nada más y que lo de la igualdad está como demorado pues bienvenidas las pausas activas.
Y si el asunto es para manejar el estrés ocasionado por la prensa negativa a sus gestiones pues inviertan mas en comunicaciones así sea con sendos contratos a Wally como influencer, pero pónganle un entrenador personal al Boyacense, (el mismo Neru sería perfecto) lo necesita de urgencia ya no cabe en la pantalla de YouTube.
Este Gobierno ha sido de símbolos (la espada de Bolívar, el sombrero de Pizarro, el bastón de mando de la minga, etc.) y el contrato con el bailarín no se ve bien, desentona, huele a derroche, es perfectamente prescindible y de paso le da titulares a “la prensa hegemónica” para que se cebe metiéndole a la gente en la cabeza la imagen (ridícula) de encorbatados brincando en salones de palacio quemando calorías.
Porque los que hacen cardio, sufren de estrés y de paso dieta (a las malas) son 40 millones de colombianos viendo a ver como pagan el recibo de la luz, hacen algo de mercado y pagan arriendo y deudas.
Ahí no hay pausas activas ni alimentación balanceada y mucho menos un entrenador personal, es supervivencia pura y dura, dos empanadas grasientas o un almuerzo en coca preparado en casa y listo. Pero pues bien por Neru que con tanto contrato renovado uno tras otro ya es parte del inventario del palacio de Nariño, como la espada de Bolívar.