En 2012, a su participación en los realities más conocidos de Caracol como Bailando por un sueño, a Adolfo Martínez Carrillo, el hoy masajista de la Primera Dama, Verónica Alcocer, mejor conocido como Nerú, se le sumaban contratos millonarios para entrenar a estrellas de la farándula colombiana como Lady Noriega y hasta un jovencísimo J. Balvin.
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Sin embargo, dos años después, un sueldo que llegó a rozar los 14 millones de pesos de la época y que le permitió montar su propia academia -el sueño de tantos coreógrafos- terminó abruptamente frustrado. En ese momento, el masajista de Verónica Alcocer era un fiestero empedernido, uno de los máximos estandartes de la rumba gay en Bogotá. Sus sugerentes fotos lo llevaron a ser uno de los más deseados del país. Pero malas decisiones financieras lo entraron en un pozo económico del que difícilmente pudo salir.
Un amigo lo llevó a Iglesias cristianas. De un momento a otro, en 2014, Nerú fue el primero de los famosos en regresar al clóset. O bueno, si le creemos, a decir que “se curó” de la homosexualidad pues desde 1990, la homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad para la Organización Mundial de la Salud. No obstante, hay personalidades del país como el controversial congresista Miguel Polo Polo, quien afirma que los gais tienen derecho a “curarse”.
El testimonio de Nerú, en una entrevista de W Radio causó conmoción: “Yo nací varón y me asaltaron. Cuando asaltan tu niñez y abusan de ti, después sigues ese patrón de abuso, la sexualidad que conocí fue esa y seguí un patrón que no era el mío”. Nerú hacía alusión a las violaciones que sufrió en su niñez. A pesar de haber aparecido en todos los medios del país, Nerú seguía varado.
Llegó a vivir con algunos familiares y con lo único que se mantenía en ese momento era la plata que los Pastores cristianos, interesados en que él contara su relato, le pagaban. Estas cifras iban desde los 100 mil a los 300 mil pesos. Además, le salían algunas clases de coreografía. Sobrevivía de vender los restos del naufragio como el carro y algunos cuadros que compró cuando estaba en el culmen de la popularidad. Además, en su casa sufrió dos robos, perdió cosas tan valiosas para él como atuendos de bailarín y una guitarra eléctrica. Decía, cada vez que lo entrevistaban, que al haber traicionado al mundo gay estos se vengaban de él y por eso no le daban trabajo en un medio, que él consideraba, dominado por el lobby gay.
Todo cambió cuando entre sus alumnas apareció Verónica Alcocer. Fue durante la Alcaldía de su esposo Gustavo Petro en Bogotá que se hicieron muy cercanos. Incluso, ella lo acompañaba a los centros de avivamiento que le servían al coreógrafo para reafirmar su nueva condición heterosexual.
Al actual Presidente lo conoció en su cumpleaños número 52. En plena fiesta, Petro se le acercó, lo miró a los ojos y le dijo: “Tu no eres gay”. Este testimonio lo dio el propio bailarín en un programa de entrevistas a finales de este año. Hoy, Nerú, el masajista de Verónica Alcocer, le agradece, acaso con la misma intensidad, al Presidente y a su esposa, el hecho de que le hayan quitado los últimos vestigios de homosexualidad.
Nerú no ha sido desamparado por sus nuevos amigos. Una de las primeras decisiones que tomó el presidente Gustavo Petro cuando llegó al Gobierno y se trasteó a la Casa de Nariño, fue contratarlo como el terapeuta oficial de Palacio cargo en el que se gana 7 millones de pesos mensuales. Nerú es el protagonista del video revelado por el portal el Expediente en donde se ve dándole un masaje a Verónica Alcocer en la Casa de Huéspedes de Cartagena. Su oficio y su nombre, otra vez, han salido a la palestra pública.