Todo colombiano ha escuchado sobre Jorge Eliécer Gaitán, un periodista y político colombiano que fue cabeza del Partido Liberal hasta su muerte en 1948. Gaitán toda su vida fue fanático de los textos de Carlos Marx y Friedrich Engels, y, como resultado, este fue el portador del marxismo en Colombia, título que ganó después de publicar el infame libro Las ideas socialistas en Colombia.
La ideología de Gaitán se conoció como gaitanismo, y consistía en “restaurar” los valores morales y políticos de Colombia (asumiendo que desaparecieron), costara lo que costara. Evidentemente, esta ideología tenía más en común con el socialismo soviético que con el conservatismo democrático, y como resultado, fue, y sigue siendo un faro para los simpatizantes marxistas en Colombia.
Entonces, 71 años después de su muerte, ¿qué ha pasado con su proyecto de vida?
Bueno, en realidad, se colapsó...
Ahora tenemos políticos y jóvenes alabando a Gaitán. Lo elevan, leen sus libros (los que leen), leen su biografía y estudian cómo carajos es que el marxismo falló más de cien veces en el siglo pasado. Los izquierdistas no son capaces de aceptar que el socialismo y el comunismo no sirven, lo único que hacen es destruir la economía y repartir la pobreza forzadamente.
En Colombia, el socialismo no es seguido por necesidad, sino por rencor, rencor en su forma más pura y venenosa. Uno se mete a Facebook o a Twitter y en cada publicación hay como mínimo, un comentario criticando a Uribe o a Duque, o al derechismo en general. Esto es lo que yo llamo “neogaitanismo”, la evolución del gaitanismo.
Jorge Eliécer Gaitán fue un político sumamente inteligente, él trabajaba para el pueblo, como Uribe. Pero era un izquierdista y esto lo llevó a luchar por una Colombia con lealtad a Moscú y al Komintern. Con el beneficio de la retrospectiva, es fácil ver cómo su muerte salvó a Colombia de una dictadura como China o Corea del Norte.
Excepto que, probablemente no nos salvó.
Hoy en día tenemos grupos terroristas apoyando sus ideas. Las Farc y el ELN ambos salieron a pedir marchas el 9 de abril, marchas para defender la JEP, y el proyecto santista que regaló el país a la izquierda y a los grupos subversivos. Pero lo importante es que, el 9 de abril, es el aniversario del Bogotazo, y la muerte de Gaitán.
Tenemos políticos que han defendido a Gaitán y la revolución mundial, hablando de que la agricultura y los aguacates tienen que reemplazar al petróleo y los minerales en la economía colombiana, como si viviéramos en una sociedad agrícola, en el siglo 17.
Tenemos estudiantes universitarios saliendo enmascarados a acribillar policías a piedra, y tirarles cócteles molotov, quemándolos vivos. Los mismos estudiantes que irónicamente, piden educación gratis porque ningún presupuesto alcanzaría para educarlos. Los estudiantes que vandalizan iglesias, transmilenios, y puentes, esos que se hacen llamar “el futuro de nuestro país”, cuando en realidad son los que fracturarán a Colombia.
El gaitanismo era una ideología política, con una visión de Colombia y con ciertos objetivos a largo plazo. Sin embargo, el neogaitanismo no lo es y jamás, jamás, lo será.
Mucho tienen en común esos grupos de personas que ya nombré, pero, más notablemente, todos han adorado a Gaitán.
Sin embargo, no adoran sus ideas, porque Gaitán nunca fue el tipo de persona que saliera a lanzar piedra, o a arrasar con el progreso que el estado democrático ha hecho.
Este es el nuevo gaitanismo.
Una idea donde es aceptable salir a apuñalar policías.
Una idea donde está bien amenazar a muerte a los congresistas con los que no estás de acuerdo.
Una idea donde no importa quemar otros seres humanos vivos, aunque no te hicieron nada.
Una idea donde cualquier conservador es enemigo absoluto, y merece amenazas e insultos.
Esta es la izquierda colombiana del hoy, y mientras exista esta izquierda, no habrá paz en este país.