El colmo de colmos... Lo que faltaba: anuncian que Neiva será sede de uno de los eventos previstos por el concurso de Miss Universo.
Qué vergüenza que un encuentro de tal magnitud, que reúne y congrega a tantas personas e instituciones, tenga como anfitriona a esta ciudad desorganizada, vetusta, desvalijada, saqueada, en donde solo reina el caos, el vandalismo y la delincuencia.
Para nombrar solo algunas de las muchas situaciones deprimentes que ocurren aquí. No más basta con salir al centro, la cara de la ciudad, y nos encontramos con un parque Santander, frente al Palacio de Gobierno Departamental, destruido, invadido y repleto de vendedores ambulantes que se tomaron el espacio de los ciudadanos y lo explotan a su antojo.
Bajando por la calle octava peatonalizada para beneficio de los traficantes del espacio público o vendedores ambulantes, llegamos a la Plaza Cívica, peor: llena de basuras, invadida de ventorros, de todo lo que se pueda donde pululan los habitantes de calle; es sede de microtráfico, albergue de trabajadoras y trabajadores sexuales secundados por los dueños de lo ajeno que hurtan hasta los huecos.
Tenemos para mostrarles a quienes nos visiten con ocasión del evento una ciudad sin dios ni ley, donde las autoridades brillan por su ausencia. Ya nunca se ha vuelto a saber quién gobierna por estos lares. En la práctica no hay alcalde ni gobernador; quienes ostentan estas dignidades solo aparecen en la prensa y, lógico, en las cuentas bancarias que engrosan sus ingresos.
Todo esto sin mencionar el caos en el transporte público y el deterioro inmenso de las vías. ¿Qué vamos a mostrar? ¿Vergüenzas?... Ni qué decir de los recursos que se irán a invertir. ¿A cambio de qué? ¿En qué se beneficiará la gente del común con el Miss? La experiencia da cuenta de que estos eventos ya no son productivos y quienes los organizan buscan tontos incautos que inviertan en estos y pierdan.
Los dueños del evento, el señor Trump y sus socios son los que ganan. Solo falta que digan que todo va a ser de maravillas y patrocinado por el señor alcalde y sus negocios, o de su propio peculio. Todo a costa y con la plata del pueblo. ¡Qué vergüenza!