Este año una práctica económica muy común en el mundo pero con poca cultura en el país salió del anonimato al desprestigio. Se trata de las subastas de activos industriales que por primera vez estuvo en la opinión pública, pero por lástima se hizo visible por el caso de corrupción de los vehículos del congreso. El antecedente de esos vehículos son solo la punta del iceberg. Eso lo deja ver otras subastas que se han realizado para instituciones públicas como el Acueducto de Bogotá que en el 2010 subastó chatarra de medidores a $ 4.775 pesos mientras que dos años después cuando la subasta la realizó otra empresa el precio alcanzado fue de $ 9.400 pesos, casi el doble de lo que se alcanzó en la anterior.
Aún cuando se demostró que era posible vender esa chatarra con un mayor valor en el mercado, al año siguiente a la empresa involucrada en los carros del congreso se le volvió a adjudicar el proceso de subasta de chatarra de los medidores.
¿Pero qué razones hay para que los precios hayan subido?
La razón para que el precio de la subasta de chatarra de los medidores haya subido se basa en la democratización de estos procesos, lo que significa que muchas personas se interesan a través de diferentes medios y por tanto son más y mejores ofertas por los activos subastados. Adicionalmente existen plataformas digitales como la de superbid.com.co que permite que este ejercicio sea más visible y los usuarios transparentemente oferten por los bienes que se presentan.
El mercado de las subastas en el mundo
En el mundo el mercado de las subastas es bastante amplio y transparente. Mercado que da una segunda oportunidad a los bienes innecesarios para algunas organizaciones y que pueden generar flujo de caja para las mismas. En Colombia este mercado es desconocido y se ha tenido la creencia de que allí solo participan algunas ‘roscas’ con información privilegiada.
De ahí que se presenten malas prácticas como auto-compra para limitar el precio de las subastas y que el mismo que subasta oferte, compre y luego revenda, haciendo doble negocio con la comisión y luego en la reventa.
Las subastas deben dar la oportunidad a las instituciones públicas de recaudar el mayor dinero posible y de las forma más transparente posible porque justamente se trata de los bienes públicos de todos los colombianos. De allí que urja la necesidad de implementar procesos claros, públicos, transparentes y con empresas especializadas en el mercado.