"La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”, bien decía el fallecido premio Nobel de Paz Nelson Mandela. “Una buena educación te enseñara a cómo encontrar tu propia canción, a cómo aprender a bailar sin timidez, a cómo celebrar las pequeñas cosas de la vida y hacer al planeta entero vivir”, decía Osho en uno de sus más célebres pensamientos sobre la enseñanza y la vida.
En este trasfondo sobre cómo se enseña y qué debe enseñarse en nuestras escuelas, universidades y colegios, deberíamos aplicar las enseñanzas que nos dicen cómo se desarrolla el individuo en su ambiente y cómo este moldea su realidad. Partiendo de esa perspectiva, se puede decir que a través de su crecimiento físico y mental empieza a percibir el mundo.
Colombia es un país de regiones, con costumbres, rasgos y entornos distintos. Por eso, no sería recomendable usar el mismo modelo de enseñanza en todos nuestros jóvenes. Más, sabiendo que la educación evoluciona tanto en realidades, paradigmas y nuevos sucesos que amplían el campo desde la visión del mundo y las teorías sociales. Cabe destacar que cada región es autónoma, aunque se falle en el modo en el que tratamos esa información.
Hoy en día, con el internet, la información, las nuevas teorías tenemos un sin fin de nuevas ideas sobre los diálogos y las interacciones personales. Como el mundo dejó de ser como lo conocimos hace mucho tiempo, es hora de adaptarse. Por ejemplo, en los 90 se enseñaba que existían solo 9 planetas, hoy en día con el avance de las tecnologías y las expediciones de la Nasa hemos descubierto nuevas realidades, roto hipótesis y paradigmas.
Teniendo en cuenta lo anterior, cabe decir que el gran error en la educación en nuestro país es que se sigue enseñando con modelos y estrategias que hoy en día son obsoletas, que no satisfacen el interés de los estudiantes. En consecuencia, los avances tecnológicos y la sociedad deben apuntar al mejoramiento de la educación; pero lamentablemente en los sistemas educativos se enseña para ser empleados. El sistema actual no valora la vida humana y el desarrollo de esta misma. Además, para colmo de males, Colombia incurrió en el error de copiar modelos extranjeros que son distintos en necesidades y en resultados.
Por ejemplo, el chico que va al gimnasio y quiere verse atractivo a la vista de todos busca las rutinas de grandes fisicoculturistas como Arnold Schwarzenegger. Sin embargo, al final se da cuenta de que no podrá verse igual por más que lo intente. Esto pasa igualmente cuando tratamos de copiar modelos ajenos al nuestro. Desde mi punto de vista se debe mirar nuestra necesidad y fortalecer sus falencias. En Finlandia un niño menor de 10 años lee por año 10 libros o quizás más, esa realidad dista mucho de la media en lectura de nuestro país. Acá no hay cultura de lectura, no hay sentido crítico.
Finlandia posee una educación igualitaria para todos, ricos y pobres. También, tiene aulas acondicionadas para el buen desarrollo de actividades donde las fortalezas y debilidades son parte del crecimiento. Sobre todo, cuenta con docentes capacitados y comprometidos con el buen desarrollo de estos valores. En Colombia la cosa es totalmente distinta, por no decir lejana. En las escuelas se limita y encasilla, se dice cómo se debe llevar la vida: nacer, crecer, estudiar, trabajar, casarse, pensionarse y morir.
La sociedad y los sistemas educativos deben priorizar la creación de un currículo acorde a las necesidades de cada región, ya que cada una es distinta en su manera de ver el mundo, sin contar con las necesidades diarias de los respectivos colectivos sociales. Debemos priorizar la formación de ciudadanos con sueños y metas por cumplir en la vida. Una trasformación en los modelos de enseñanzas que sea acorde a la necesidad actual, es decir, una educación que fortalezca un estudiante integral y formado en valores democráticos y de vida, es indispensable.
