En tiempos de la hemorragia de partidos, movimientos y partiduchos, algunos especializados en vender avales al mejor postor, sin consultar los antecedentes de los candidatos, con la predominante degradación de la actividad política enfocada a pirañear gobernaciones y alcaldías, es difícil escoger por quién votar.
Desde tiempo atrás las administraciones son miradas como apetitosas reses heridas, buscando descarnarlas al atravesar el torrentoso río de la politiquería, sobreaguando entre los ávidos cardúmenes de pirañas de afilados dientes en que se convierten improvisadas coaliciones oportunistas pegadas con las babas de la ambición y tejidas en los directorios, meses antes de las elecciones.
En el caso de Popayán, conozco a Juan Carlos López Castrillón desde que a inicios de los 80 era un estudiante de derecho con inquietudes literarias que canalizaba en el grupo “La Rueda”, a cuyas reuniones asistíamos, y años después a las del Nuevo Liberalismo que él comandaba en el Cauca cuando no habían asesinado a Luis Carlos Galán. También compartí en varias ocasiones con Jorge Bastidas y sus compañeros del recién desmovilizado M19. Considero que ambos quieren lo mejor para Popayán y tienen una trayectoria respetable, al igual que el resto de aspirantes, a los que no he tratado y quienes, con ligeras variaciones, coinciden en sus propuestas para gobernar el municipio; pero en mi caso, conociendo su trabajo serio y honesto cuando se desempeñó como Secretario de Planeación Departamental, gerente de Emcaservicios y leyendo sus columnas en El Nuevo Liberal, en donde expresa mejor sus ideas y propuestas que cuando habla, fui de los que hace cinco años le recomendé a Santiago Zambrano Simmonds, que mejor se lanzara como candidato a la Alcaldía de Popayán que a la Gobernación del Cauca, pues entonces, como ahora, se requiere despertar el espíritu cívico y sentido de pertenencia entre propios e inmigrantes asentados con sus familias en los viejos y nuevos barrios y que ante la crítica condición en que se encuentra la ciudad y el área rural, requiere un líder honesto y que quiera a su terruño, con experiencia y capacidad de gestionar proyectos y recursos, pues deberá asumir la máxima responsabilidad de evitar la quiebra del municipio, ya que nunca antes, por lo menos en décadas recientes, había afrontado situación tan arrastrada en asuntos administrativos, de infraestructura y planeación.
En lo económico, un gran limitante para financiar nuevas vías y otros proyectos es la deuda superior a los $150.000 millones, sumando el pleito perdido con los ingenieros Solarte, más el préstamo adquirido por la actual administración para obras de infraestructura en ejecución, sin saber aún, en que termine: el cierre del centro comercial Anarkos, a dos meses de terminar su mandato, sin conocer el resultado de los estudios contratados por la administración de Cesar Cristian Gómez, y que por pésima asesoría técnica y jurídica, podría desencadenar una multimillonaria demanda (superior a los $100.000 millones) de parte de los propietarios y comerciantes afectados por el prolongado cierre, lo que sería otro golpe contundente contra las aporreadas finanzas municipales.
El que gane el domingo con su equipo deberá administrar pobreza y deudas con el compromiso de levantar el alicaído espíritu cívico y sentido de pertenencia de una población en su gran mayoría dedicada al rebusque diario, pues la “ciudad blanca y procera” no ha sido atractiva para la industria, que acogiéndose a los beneficios tributarios de la Ley Páez, instaló sus factorías desde Santander de Quilichao hacía los municipios del norte del Cauca.
El nuevo alcalde deberá poner en marcha el nuevo POT y el Plan de Desarrollo fortaleciendo el potencial de “Ciudad Región: turística, universitaria y de servicios” para sus habitantes y de los municipios vecinos que a diario la visitan en demanda de atención en salud, educación, intercambio comercial, etc, y con cuyos alcaldes deberá fomentar la integración alrededor de propósitos comunes, potenciando la creación de empleo urbano y rural y desplegando gran capacidad de gestión para apalancar proyectos en todas las áreas, presentándolos bien estructurados y gestionándolos insistentemente ante entidades nacionales, internacionales, fundaciones y empresas privadas.
A escasos dos meses de terminar el periodo del actual alcalde, aún no se ha aprobado el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), cuya ausencia alentará el caos en el manejo del centro histórico —en una ciudad donde el turismo, la educación y los servicios generan el mayor número de empleos y de ellos recibe sus principales ingresos, sin que en el Plan de Desarrollo del Municipio hayan propuestas serias a corto, mediano y largo plazo para fortalecer estas actividades—, en asocio con alcaldías de municipios vecinos cuyos habitantes la miran como “Ciudad Región”, aunque no exista política “metropolitana” para hacer convenios con ellas —y que solo en el papel se promociona como “turística, cultural y universitaria”—, y además sufre la proliferación de urbanizaciones y condominios piratas, que como una plaga se extienden en la periferia del casco urbano y de municipios vecinos, agravando la cobertura de servicios públicos y fomentando el caos de movilidad, aún sin terminar los ejes viales para que circulen los nuevos buses del sistema de transporte público y sin que se organice la empresa que reemplazará a las cuatro existentes con sus estufas de petróleo intoxicando impunemente a los peatones.
Los concejos municipales al igual que las asambleas departamentales también requieren renovación, pues a pesar de los buenos servicios prestados por veteranos concejales y diputados, ya es hora de que entren nuevos líderes, pues los tejemanejes de la manipulación de presiones a los alcaldes, gobernadores y funcionarios, sólo benefician a algunos preocupados más por engordar sus cuentas que por servir a la ciudad y sus habitantes.
En Santander de Quilichao parece que después de dos periodos por fuera de la administración, con la odontóloga y exsecretaria de Salud Departamental, Lucy Amparo Guzmán regresa a la alcaldía el Partido Liberal encabezando una coalición a la que se han vinculado un sector de conservadores, del Centro Democrático y otros partidos y movimientos.
Fuera de afrontar los graves problemas de inseguridad y drogadicción y persecución a los dirigentes comunitarios por parte de diversos sectores armados, entre los proyectos de infraestructura tendientes a reordenar el territorio urbano y rural, está la pronta definición del POT, para regular la proliferación de urbanizaciones y condominios, la gestión para terminar las obras en el Hospital regional, la construcción de la nueva galería y el nuevo terminal, además de consolidar al municipio como centro educativo regional, gracias a la instalación de sedes de las universidades del Cauca, Valle, la UNAD y la FUP, entre otras y la construcción de la moderna y amplia sede del SENA. El nuevo alcalde de Quilichao también deberá promover la integración con alcaldes de municipios vecinos para emprender obras y proyectos conjuntos y además avanzar en contactos con la gobernación del Valle y la Alcaldía de Cali, para ponerse de acuerdo en proyectos como la construcción del tren de cercanías y el manejo de las fuentes de agua y zonas de reservas, entre otros aspectos.
En cuanto al próximo alcalde de Cali, es de esperar que por lo menos lea el libro Cali, ciudad-región, presentado el jueves 17 de octubre en la Feria del libro de Cali por el profesor de la Universidad del Valle Fernando Urrea, quien destacó que a pesar de la ciudad estar extendiéndose preferentemente hacia Jamundí y los municipios del norte del Cauca, ninguno de los candidatos a la Alcaldía incluyó una propuesta para desarrollar una política metropolitana como la que tiene Medellín. “Es inconcebible que el tren de cercanías sólo lo tengan hasta Jamundí, cuando deberían extenderlo hasta Santander de Quilichao”, comunicando también a Caloto, Villarrica, Padilla, Guachené, Puerto Tejada entre otras poblaciones en donde hay gran número de industrias que atraídas por los beneficios tributarios de la Ley Páez, desde finales de los 90 se desplazaron del eje industrial de Yumbo al norte del Cauca, donde también se ha incrementado notablemente la población que podría desplazarse en tren al igual que los productos de las fábricas.
Con los 28 municipios del sur del valle y norte del Cauca, la alcaldía de Cali debe impulsar un área metropolitana para resolver asuntos como la movilidad, el uso de aguas, la seguridad alimentaria, considerando que muchos de los cultivos de las pequeñas fincas abastecen los mercados de la ciudad, recalcó el profesor e investigador universitario, quien encabezó el equipo interdisciplinario que elaboró el actualizado estudio.
En fin, muchas son las obras y proyectos por ejecutar y que profusamente han coincidido en resaltar y prometer la mayoría de candidatos a las alcaldías y gobernaciones sin olvidar el importante papel que deberán cumplir los concejales y diputados… Ahora se trata de que cada cual vote a conciencia y antes que todo piense en el bienestar de sus municipios, departamentos y comunidades.