Hace unos pocos años leía artículos que hablaban sobre las profesiones relevantes en estos cambios acelerados de los últimos años y desde el frenesí de la globalización, y siempre aparecieron en primer lugar los filósofos y otros pensadores. Yo decía que qué era lo que había que pensar tanto si el mundo estaba rodando… y hoy, con lo que comienza a develarse ante nuestros ojos, veo que definitivamente todo tiene que cambiar, inclusive nosotros mismos. Y no es que no lo hubiera pensado; llegar a los 50 sin reflexionar sobre nuestras vidas y nuestro entorno es casi un imposible. Hemos tenido al frente realidades que sabíamos evidentes, pero no las solucionábamos… entonces todas están haciendo crisis: la inequidad social; la política; la salud del planeta, el riesgo que hoy corre la nuestra; el sistema de salud y en él muchos de los mismos médicos que -con todo respeto- se dedicaron a la estética por cuenta de la pésima remuneración. También, la crisis en la manera de informar y la misma manera de vivir.
He pasado mis días en la casa desde antes del “simulacro”, muy necesario por cierto, cuadrando presupuestos con mi familia, definiendo el modus operandi de desinfectarnos si salimos y de la frecuente lavada de manos; también cuadrando los menús de cada día y organizando un cronograma para ordenar papeles, rincones olvidados, sitios insospechados y las fotos que tanto nos mueven los recuerdos… para sacarle -ahora sí- tiempo a las pasiones abandonadas por las ocupaciones: en mi caso dibujar, pintar en acuarela y tocar tiple.
Estamos en la mayor y más grave crisis de nuestras vidas, no me cabe la menor duda, pero estoy dedicada a mí y a mi familia (esposo, hijos, empleada y perros); sí, el burro adelante porque si uno está bien, todos en el hogar también. He pasado muy bien sin maquillarme, sin tinturarme el pelo, organizando mis cosas y mis pensamientos; sin tacones, en sudadera, en leggins, en camiseta y eso sí en“En Blu Jeans”, mi programa de radio que me apasiona profesionalmente, que ahora el equipo y yo hacemos desde nuestras casas, y que preparamos por estos días con más cuidado que siempre. ¿Saben por qué? Porque decidí que hasta el fin de semana pasado iba a tocar el tema del coronavirus. El Servicio Informativo y el Canal Caracol emiten muy bien y de manera suficiente las noticias, como para dedicar un programa de entretenimiento a lo mismo. Ya cumplimos a nuestro estilo con lo que correspondía incialmente. Lo que se necesita hoy es entretenimiento sin información con acelere; la situación es lo suficientemente grave y el encierro es lo suficientemente complejo, como para estar a toda hora creando y sembrando más angustia, más estrés. No podemos seguir informando cada infectado y cada muerto como si fuera el apocalipsis. Hay que dar las noticias, hacer el conteo, advertir lo importante, pero en el tono prudente y en la frecuencia que toca. Italia está reportando centenares de muertos d-i-a-r-i-o-s, y lo está haciendo al final del día como la información a la que todo el mundo tiene derecho, no cada minuto que fallece uno. Las cifras son aterradoras y claro que es una tragedia, pero suficiente impacto dejan los números en sí mismos y mucho susto tenemos lidiando con semejante situación.
Ya sabemos qué hay que hacer, entonces hay que seguir y cumplir las normas... punto. Y aquí vuelvo a los filósofos que mencioné al comienzo, porque leí el artículo de uno de ellos: Byung-Chul Han, surcoreano que vive en Berlín (Alemania), quien publicó en El País de España: “La emergencia viral y el mundo de mañana”, que les comparto e invito a leer.
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Oriente está saliendo más exitosamente del coronavirus que Occidente, por cuenta de lo que se resume en esta frase de nuestros papás: “es que fuete es lo que les ha faltado”…
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Su conclusión es que Oriente está saliendo más exitosamente del coronavirus que Occidente, por cuenta de lo que se resume en esta frase de nuestros papás: “es que fuete es lo que les ha faltado”… ¿Que quiere decir qué? ¡Falta de disciplina! O si no miren cómo estan hoy los italianos, los españoles y para dónde vamos nosotros si seguimos pensando que el resguardo es para irse a la finca, o para salir a sentarse al parque como en Chía (¿Vieron al alcalde regañando con megáfono?), o como el presidente de México quien va a rogar por respiradores cuando tenga el agua al cuello… en fin, ojalá que no. Hay que ser disciplinados y responsables con la sociedad, eso es.
Para mí no es tan inusual no estar en la casa, entonces espero que no vaya a ser tan duro; me da más miedo salir, la verdad. Además, como cuando saltó al escenario el covid-19 ya había comenzado mi programa “Cocina con Gracia” en las redes de Blu Radio y las mías (Instagram: @cocinacongraciaoficial y YouTube: Cocina con Gracia), me voy a entretener mucho enseñando desde cómo fritar un huevo, porque los seguidores me lo han pedido, hasta recetas un poco más elaboradas pero siempre fáciles. Me seguiré gozando las transmisiones de mis chefs favoritos, las clases gratuitas en línea de grandes chefs pasteleros internacionales que hoy enseñan sin costo, en directo, por internet y con los que tomé clases muuuy costosas… así es la vida. Y, claro, me pasaré unos buenos ratos leyendo, como siempre, antes de dormir.
Hice una encuesta el fin de semana preguntando si seremos mejores seres humanos después de esto. Menos del 50 % respondió que no y me entristeció ese resultado. No pierdo la fe en que sea lo contrario. Por lo pronto, los invito a hacer lo que más les gusta, a intentar lo que les ha costado, a pensar en lo que harán mañana, a proyectar su nuevo comienzo y a decidir para quién será su primer abrazo después de que todo esto pase.
¡Hasta el próximo miércoles!
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