Colombia necesita candidatos que no estén anclados en el pasado y que vivan el presente, proyectando este gran país al futuro. No vamos a elegir congresistas y presidente para que se queden despotricando 4 años del gobierno anterior o anteriores, sino para que lleguen a resolver los retos del presente con una visión de futuro. No podemos seguir eligiendo a candidatos mediocres que sus discursos se basan en el odio y el señalamiento.
Para construir o mejor reconstruir a Colombia debemos ser valientes, dar lo mejor de nosotros y esforzarnos. Claro, esforzarnos en lo correcto, siendo justos y respetando a nuestro prójimo, escuchándolo con curiosidad. Esto implica ser generosos y solidarios, además de dejar un poco de lado el yo y el ego. Hay que pensar en el nosotros.
Debemos tener fe y esperanza, 2 valores fundamentales, creyendo, declarando y actuando para construir el bienestar de nuestra querida patria. El creador nos ha dado una tierra riquísima y diversa.
Paremos ya de juzgar y de criticar, seamos bondadosos en nuestro día a día y entorno. Nadie nos ha dado el don de juzgar, ni al gobierno central, al regional o local, al vecino o a todas las personas con quienes tenemos algún contacto. ¡Pongámonos una meta diaria de hacer algo positivo por el país, empezando por no criticarlo: las palabras tienen poder!
Despertemos y en el futuro próximo votemos a consciencia con coherencia, busquemos los candidatos que no han sido cuestionados, los que han sido justos, los que ayudan al prójimo y los que no sean corruptos.
Si algún candidato señala y juzga a otro de sus colegas, creo que ese no es la mejor opción.
¡Busquemos líderes que nos inspiren, que nos influencien positivamente e impacten con sus palabras y acciones!
No votemos por las maquinarias ni por los que le dan cosas (dinero, tamales, bultos de cemento, tejas…) a cambio de su voto, no venda su derecho ni se deje comprar.
Muy pronto debemos votar bien por el presente y el futuro de nuestro país.