A raíz de la indignación que me produce no solo como mujer sino como ser humano ver los aberrantes sucesos que se cometen en contra de las mujeres, bien llamados feminicidios, he decido tomarme la palabra como medio de protesta. Es triste y paradójico que en un país que está en busca de la paz y la reconciliación, más de cincuenta mujeres hayan sido violentadas en los cortos cuatro meses que llevamos de este 2017.
Lo anterior demuestra que no somos una sociedad ni civilizada, ni mucho menos preparada para dar el paso a la reconciliación. Esto, porque si actuar bajo la ira, las ansias de dominación y supremacía, hacia alguien nos caracteriza o por lo menos es lo que vemos a diario en los medios de comunicación, no estamos preparados para tan grande acto de cultura y educación. Con esto no pretendo dar la espalda, ni posicionarme en contra de lo que con esfuerzo se ha estado llevando a cabo durante largos años, la reconciliación. Por el contrario, mi complicidad en esto es total, pero veo necesario concienciar a nuestra sociedad acerca de la desigualdad de género que nos asedia a diario.
Solamente de esta manera lograremos una Colombia más humana y justa.