Una breve recopilación de la historia de los partidos políticos de Colombia nos muestra que el siglo XIX demarcaba la estructura de los partidos tradicionales, Liberal y Conservador. En la transición y desarrollo del siglo XX se evidenciaba una constante hostilidad entre diversas posturas ideológicas. La inconformidad con las orientaciones políticas habituales generó reacciones que como resultado entregarían nuevas facciones y corrientes partidistas que entrarían en las pugnas políticas. De allí en adelante, la cantidad de los partidos políticos en Colombia ha variado acorde a las reformas políticas realizadas y a las mismas dinámicas del sistema electoral y de partidos. Lo que nos otorga un indicio de la capacidad de fortalecer o debilitar las instituciones que yacen en las adecuaciones jurídicas y políticas. Es allí donde se observa la necesidad de fortalecer el sistema político, como el marco en cual se enfrentarán posiciones políticas tan disímiles como incompatibles, ecuación que es bastante explícita en los acuerdos de la Habana.
La democracia como modelo político amerita mucho más que procesos simplemente retóricos y es bajo la justificación de la apertura democrática de la que se habla en los acuerdos de la Habana, que se propone una inminente incursión de otras alternativas políticas, que con garantías mínimas para su ejercicio se introduzcan en las disputas electorales. Esta idea tal vez no sea muy afín a expresiones políticas de corte tradicional o incluso a otros partidos políticos más jóvenes que se han usufructuado en términos electorales de los enfrentamientos bélicos que ha vivido Colombia durante los últimos años. Pero es inconcebible un tipo de democracia que pretenda suprimir las diferencias y es justamente la antítesis a esta postura, el axioma principal de un país democrático en la contemporaneidad, la necesidad de consolidar la democracia exige el respeto hacia la diversidad política. Para ello es necesaria la incursión de otras alternativas políticas que de igual manera permita la inclusión de diferentes sectores de la sociedad en las disputas electorales.
De esta manera se justifica la necesidad de brindar los medios suficientes por parte del gobierno colombiano, para que se conforme nuevos partidos políticos, en el panorama del posacuerdo. Los partidos políticos en Colombia son tipificados como instituciones permanentes que reflejan el pluralismo político, promueven la participación de los ciudadanos, con el objeto de acceder al poder e incidir en las decisiones políticas. Esta definición mínima nos introduce en el tema sobre el partido político de las FARC-EP, que se sustenta en la proscripción de la violencia como pilar fundamental de los acuerdos, esto necesariamente debe traer como resultado la formalización de las ideas en instituciones y es justamente eso lo que se pretende realizar en la siguiente etapa del proceso. Mediante la entrega de la personería jurídica transitoria se configura el medio que permitirá incluir a los desmovilizados que deja este proceso, en las pugnas electorales. En Colombia existen actualmente trece movimientos y partidos políticos que cuentan con reconocimiento jurídico, entre estos encontramos los siguientes; el Partido Liberal, Partido Conservador, Partido Opción Ciudadana, Partido Cambio Radical, Partido Alianza Verde, Partido Alianza Social Independiente “ASI”, Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia “AICO”, Movimiento “MIRA”, Partido de la U, Partido Polo Democrático, Partido Unión Patriótica “UP”, Centro Democrático y finalmente el Movimiento Alternativo Indígena y Social “MAIS”[i] a esta lista próximamente se sumara una nueva organización, el Partido Político de las FARC-EP.
El reconocimiento legal transitorio que se le otorgará a las FARC-EP para que se constituya como organización política, más que una prebenda se postula como una necesidad política y jurídica para evitar que los antagonismos políticos no se perpetúen en enfrentamientos militares. Con la formalización de la dejación de armas por parte de las FARC-EP se puso en marcha la siguiente etapa del proceso de paz, en la cual se pondrá en período de prueba a dicho partido político, que tendrá como mayor reto superar las barreras electorales que se impone a dichas organizaciones, a pesar de su margen de error durante ocho años que empiezan a contar a partir de las próximas elecciones legislativas, el partido político tendrá como fin reclutar votantes, para mantener la personería jurídica, tarea para nada fácil.
La expectativa por ver como se desarrollarán las dinámicas electorales con un nuevo actor partidista, son amplias, pero los mayores retos serán fortalecer un sistema de partidos perturbado por los personalismos casi caudillistas de algunos líderes políticos, estipular unas reglas de juego para el sistema electoral que permitan las garantías mínimas para afrontar las contiendas que se evidencian en los comicios y recuperar la capacidad de controlar el financiamiento de las campañas políticas. Son estos algunos de los retos más grandes para el Estado colombiano y para la consolidación de la democracia representativa como el tipo de modelo político que pretende eliminar las lógicas de exterminio. Pero es necesario resaltar el carácter conflictual que yace en las sociedades para que así se comprenda la interpretación que se hace sobre la política, como la continuación de la guerra por otros medios, unos medios más civilizados.