En todo el mundo se aplaude la mano dura que ha aplicado el presidente del Salvador a la delincuencia de ese país principalmente representada por las peligrosas pandillas que han asolado a esa nación por décadas. Nadie dice que los criminales no necesitan un castigo ejemplar y que deben pagar por sus crímenes contra la sociedad, ahora bien, el régimen nazi implementado por Bukele no parece querer regenerar a esta población ni volverla algún día a la sociedad, por el contrario ya se les ha dictado sentencia y son como las vacas que se llevan al matadero y su único destino es la muerte.
Este problema es más complejo de lo que parece, Bukele puede usar las mismas estrategias nazis y despellejar vivas a estas personas o matarlos con gas venenoso, cometer los sadismos más impensados que al parecer le da placer pues sus actos parecen no obedecer al bien común sino a un deseo perverso de venganza y satisfacción. Pero con todo esto no nos enteramos de que acciones está haciendo el Hitler salvadoreño para sacar al país de la pobreza, está claro que cada niño que nace en la miseria y sin oportunidades de nada es en un 90% un posible delincuente. Si estos pandilleros hubieran podido en algún momento de su vida elegir otro camino, estudiar y ser útiles para la sociedad lo hubieran hecho, "el hombre nace bueno y la sociedad lo corrompe".
El principal problema de El Salvador es la pobreza y la falta de oportunidades de la mayor parte de su población. Otra generación de delincuentes está en camino ahora mismo y conociendo las estrategias de Bukele sería mejor que haga como Herodes y de órdenes al Ejército que vaya de tugurio en tugurio matando a los niños ya que sería más fácil que años después capturar a un delincuente armado y peligroso. Esto no tiene nada que ver con posiciones políticas, ni con la derecha ni la izquierda, se trata de sentido común y de humanidad. No puedes limpiar tu casa escondiendo la basura debajo de la alfombra, esto es exactamente la política en el Salvador ahora.
Dejando de un lado los odios y el resentimiento de la mayor parte de la sociedad, toda persona y aún todo ser vivo merece un trato digno. Estas personas merecen al menos protegerse del frío, dormir en una cama y comer dignamente. O mejor dejarse de hipocresías y simplemente condenarlos a muerte ya que así el Salvador será una potencia económica renacida de las cenizas de las pandillas.