Natividad
Opinión

Natividad

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diciembre 26, 2013
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“Los hombres, aunque han de morir, no han nacido para eso sino para comenzar.”

Hannah Arendt, La Condición Humana

El nacimiento es una categoría filosófica importante para comprender lo que somos. Arendt profundiza en este tema en  su Principio de Natividad. Aunque hace énfasis en la mortalidad como condición básica del actuar humano, su pensamiento se basa en el nacimiento y no en la muerte. Estos días son una buena ocasión para reflexionar sobre la natividad.

“Estas tres actividades (labor, trabajo, acción) y sus correspondientes condiciones están íntimamente relacionadas con la condición más general de la existencia humana: nacimiento y muerte, natalidad y mortalidad. La labor no sólo asegura la supervivencia individual, sino también la vida de la especie. El trabajo y su producto artificial hecho por el hombre, concede una medida de permanencia y durabilidad a la futilidad de la vida mortal y al efímero carácter del tiempo humano. La acción, hasta donde se compromete en establecer y preservar los cuerpos políticos, crea la condición para el recuerdo, esto es, para la historia. Labor y trabajo, así como la acción, están también enraizados en la natalidad, ya que tienen la misión de proporcionar y preservar –preveer y contar con- el constante aflujo de nuevos llegados que nacen en el mundo como extraños. Sin embargo, de las tres, la acción mantiene la más estrecha relación con la condición humana de la natalidad; el nuevo comienzo inherente al nacimiento se deja sentir en el mundo sólo porque el recién llegado posee la capacidad de empezar algo nuevo, es decir, de actuar. En sentido de iniciativa, un elemento de acción y por lo tanto de natalidad, es inherente a todas las actividades humanas.”H.Arendt, La Condición Humana

Nacer significa irrumpir novedosamente en el mundo, con capacidad de libre inicio y rompimiento de la continuidad, base para un actuar con verdadero porvenir. La natividad es auténtica capacidad de origen. Cada nuevo ser humano que nace llega a un mundo existente antes que él representa la oportunidad de un nuevo comienzo. El Principio de Natividad es un optimismopara una vida pre-existente llena de fragilidad e incertidumbre.

Nacer es algo más que un suceso biológico. Es una oportunidad para que la humanidad actúe e intervenga en el mundo, creando algo nuevo. El individuo tiene la tarea de configurar el mundo, en conexión con los demás. Convertirse, libremente, en arquitecto de su vida e influir en la de los demás. Nacimiento y creación que traen esperanzainnata. Que ofrecen las circunstancia para construir, a pesar de errores cometidos en el pasado por el mundo pre-existente.

“La naturaleza y el cíclico movimiento en el que ésta obliga a entrar a todas las cosas vivas, desconocen el nacimiento y la muerte tal como los entendemos. El nacimiento y la muerte de los seres humanos no son simples casos naturales, sino que se relacionan con un mundo en el que los individuos, entidades únicas, no intercambiables e irrepetibles, aparecen y parten. Nacimiento y muerte presuponen un mundo que no está en constante movimiento, pero cuya cualidad de durable y de relativa permanencia hace posible la aparición y desaparición, que existía antes de la llegada de cualquier individuo y que sobrevivirá a su marcha final. Sin un mundo en el que los hombres nazcan y mueran, sólo existiría la inmutable y eterna repetición, la inmortalidad eternidad de lo humano y de las otras especies animales.”H.Arendt, La Condición Humana

Qué tiene que ver esto con la fecha conmemorativa de la natividad de Jesús de Nazareth?

“Desde que un niño nació en un pesebre, cabe dudar de si ha acontecido una cosa más grande con tan pequeño revuelo” Whitehead (citado por H.Arendt, La Condición Humana)

Independiente de las creencias religiosas, es innegable que Jesús es una de las figuras más influyentes de la cultura occidental. Su nacimiento y legado representan un punto de quiebre en la historia, no sólo en el ámbito espiritual, sino en la concepción del mundo y del hombre mismo. En lo político, en las artes —música, literatura, pintura—, la representación de las experiencias humanas, en el pensamiento, en la configuración de nuevos esquemas filosóficos (o adaptación de antiguos) y, por supuesto, de nuevas religiones con sus respectivas instituciones. El judaísmo niega su divinidad, incompatible con su concepción monoteísta. El islamismo, donde es conocido como Isa, lo reconoce como uno de los profetas más importantes. Budistas como el Dalái Lama, consideran que Jesús fue un bodhisattva —alguien que no estaba lejos del estado de buda—.

“Ciertos aspectos de la enseñanza de Jesús de Nazareth no están fundamentalmente relacionados con el mensaje religioso cristiano, sino surgieron de las experiencias políticas en la pequeña y cerrada comunidad de sus seguidores, inclinada a desafiar a las autoridades públicas de Israel.” H. Arendt, La Condición Humana

El cristianismo es una herencia cultural de Europa, considerado como uno de sus principales rasgos de identidad. Con la expansión de la cultura europea del Siglo XV, esta religión fue impuesta en  América, donde también ha sido la religión más popular.

Muchos en el mundo aceptan amigablemente la figura de Jesús de Nazaret. Pero muchos rechazan las instituciones religiosas que dicen haber sido fundadas por él, dadas sus inconsecuencias y muchas actuaciones cuestionables, pero no rechazan a Jesús. Su persona y sus palabras no han perdido vigencia ni atractivo, pues fueron semillas revolucionarias, y sus ideales permanecen a través de los siglos.

Comparte con Mahatma Gandhi y Martin Luther King, entre otros grandes soñadores de la historia, estos anhelos:

…”Cuando repique la libertad y la dejemos repicar en cada aldea y en cada caserío, en cada estado y en cada ciudad, podremos acelerar la llegada del día cuando todos los hijos de Dios, negros y blancos, judíos y cristianos, protestantes y católicos, podamos unir nuestras manos y cantar las palabras del viejo Espiritual negro: ¡Libres al fin, libres al fin!

El nuevo comienzo pide un cambio del orden establecido, en especial si éste niega libertades. La libertad debe ser prolongadora del nuevo comienzo y solo el Principio de Natividad la debería garantizar.

Si no se es libre, no solo no se vive en un mundo que respeta un atributo básico de la condición humana —la libertad—, sino que lo nuevo muy pronto dejaría de serlo, para acabar integrándose en un orden preexistente e impuesto, sin esperanza alguna del cambio que sea necesario. En contraste con esta falta de libertad, el Principio de Natividad conlleva un optimismo, aún en circunstancias de extrema y grave adversidad.

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