El 25 de junio, cerca de 30 indígenas nasa llegaron hasta el Cabildo Ovejas Siberia, en Caldono, Cauca, para expulsar a los indígenas misak. Impulsados por el gobernador Nibaldo Panche y armados con machetes, palos y papas bomba fueron invadiendo cinco fincas asegurando que esa tierra era de ellos. Sin embargo, desde 2001 la Agencia Nacional de Tierras acordó con los misak comprar esos predios para entregárselos y reconocerlos como un nuevo resguardo indígena.
En mayo de ese año los nasa, que viven en el resguardo La Laguna, firmaron un acuerdo con los misak, en el que les reconocieron la tenencia de la tierra. “Ellos aceptaron que nosotros éramos los dueños de esos predios. Firmaron el acuerdo porque en él también buscaban ampliar su propio resguardo. Entonces, los dos grupos estábamos buscando el beneficio propio”, asegura Jesús Tunubalá, uno de los líderes de los misak. Sin embargo, desde 2004 los nasa dejaron de reconocer el acuerdo, asegurando que les estaban robando la tierra. Además, no querían que se formara otro cabildo indígena en la zona.
Ya van dos meses de enfrentamientos. Los indígenas misak no están dispuestos a dejarse sacar de las fincas tan fácilmente, pero tampoco quieren responder con más violencia. Cerca de 300 indígenas se han tenido que desplazar y hoy están durmiendo en la plaza principal de Siberia, corregimiento de Caldono, al norte del departamento.
Según los nasa, quienes tienen el respaldo del Consejo Regional Indígena del Cauca –CRIC— y su guardia indígena, lo único que ellos están haciendo es cumplir con los mandatos de la CRIC, en los que se acordó que no se crearía ningún otro asentamiento en Caldono. Pero los misak no están asociados al Consejo Regional, y les parece una injusticia el argumento que están usando en su contra, pues, según Tunubalá, eso también excluye a los campesinos, a los afros y otros indígenas.
El pasado 5 de julio los nasa volvieron a atacar. Las fincas El Ambato, Las Guacas, Cresta de Gallo, La Fortuna y Las Yundas fueron invadidas por más de 200 indígenas que decidieron cerrar las vías y retener a varias personas. “No quieren dejar hacer un cabildo, bajo cualquier costo. Están desconociendo los mismos derechos que nos hemos ganado todos nosotros en más de 40 años de lucha”, no duda en señalar Tunubalá.
Pero los misak respondieron desesperadamente el pasado 12 de agosto, cuando lo nasa retuvieron un comunero, y en medio de los duros enfrentamientos, varios niños de la comunidad nasa cayeron en manos de los misak. Solo hasta las 9 de la noche los menores fueron entregados al defensor regional.
Los enfrentamientos, que han sido negados por el gobernador Panche, parecen no terminar. Tanto los nasa como los misak están exigiendo la presencia tanto de la gobernación como de la Agencia Nacional de Tierras, que en varias ocasiones ha intentado entrar para actualizar los datos del resguardo Ovejas Siberia. "Nadie puede pisotear nuestros derechos —concluye Tunubalá con rabia—, así como nosotros tampoco lo podemos hacer, pero los nasa ya tomaron fue una actitud racista y discriminatoria con tal de sacarnos de acá".