Lo que no lograron nuestros congresistas lo hizo el invierno: concitar el interés del gobierno nacional, en cabeza del presidente Gustavo Petro Urrego. A nuestros representantes los vimos lerdos, torpes, indecisos y casi que en ignorancia total de lo realmente acontecido. Amedrentados y en espera de que la virgen se aparezca. Y apareció. Puedo afirmar que esta intensa lluvia se constituye en una fuente bautismal que reescribe la historia regional.
Se necesitó de una fuerte oleada invernal, del deslizamiento de una montaña entera, en el sector de Rosas, Cauca, para que los ojos del gobierno nacional se posen sobre el departamento de Nariño y su suerte. Tenemos que decir: bendita seas, crisis. A pesar de que se nos vienen duros momentos a los nariñenses, también es bueno reconocer que se nos avecinan días mejores y prósperos.
Gustavo Petro Urrego afirma que esta crisis invernal fue el gran detonante para asumir el gran reto de realizar la obra más grande que haya recibido el sur de Colombia que nos permitirá integrarnos con Suramérica. Serán cerca de 12. 5 billones que se destinarán para hacer realidad este gran anhelo de los nariñenses. Nuestro voto obtiene la respuesta más contundente de un gobernante, un acierto que nos permite entrever un futuro más digno y decoroso.
Destacamos, sin interés alguno, el vehemente pronunciamiento del representante Juan Daniel Peñuela, a quien no le tembló la voz para hacer escuchar el clamor del pueblo nariñense. Admirable la gestión y respuesta del gobernador de Nariño, John Rojas Cabrera, por cuanto no dudó en tocar puertas y proclamar las necesidades de Nariño. Su voz fue escuchada y obtuvo la respuesta que el pueblo de Nariño quería escuchar.
Con respecto a los integrantes del Pacto Histórico en el Congreso, más fríos que tibios o calientes. Un verdadero fiasco que no supieron interpretar el sentir de un pueblo agobiado y en franca desesperanza.
Con este anuncio del presidente de los colombianos podemos descansar en paz, se hace realidad ese viejo anhelo de integrarnos a la patria y de ser ese gran puente entre Colombia y Suramérica. Nos corresponde ahora visionar este logro, empezar a trabajar en proyectos continentales que signifiquen comercio y riqueza para nuestra gente; tenemos mucho que ofrecer y dar.
Formulo un respetuoso llamado a los nariñenses para que esta crisis la afrontemos de la mejor manera posible, sin acaparamientos o angustia de combustibles. Que celebremos serenamente este anuncio de redención territorial y preparemos el terreno en el sentido empresarial y comercial. Llegó la buena hora para nuestra región.
Nariño es un departamento rico, productivo, pujante y agradecido. Y gracias a esta crisis y al gran acierto de elegir a un presidente visionario y grato, tenemos ya, en nuestras manos, una vía que iniciará el verdadero momento histórico para los nariñenses.