Nariño está plagado de elefantes blancos

Nariño está plagado de elefantes blancos

En 33 municipios, obras por un valor cercano a los 110.000 millones de pesos prácticamente han sido tirados a la basura. El caso de Nariño es preocupante

Por: Horacio Duque
agosto 10, 2022
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Nariño está plagado de elefantes blancos

En el departamento de Nariño, además de las frecuentes masacres de campesinos e indígenas, como la ocurrida hace pocos días en el municipio de Barbacoas, en la que fueron asesinados varios indígenas awás, a lo que se debe agregar el exterminio de casi 60 líderes en lo corrido del año, son frecuentes los escándalos por malos manejos de los dineros públicos en distintas entidades públicas.

El Estado en los niveles locales y departamental está carcomido por este cáncer depredador de los dineros apropiados para atender los distintos problemas de una región afectada por la pobreza, el atraso y la violencia sistemática.

Los denominados “elefantes blancos” son un símbolo de esa corrupción que ejecutan las élites políticas en sus facciones mas podridas como la que tiene el control de la gobernación del departamento, las entidades nacionales y algunos municipios.

Un “elefante blanco” es una obra en la que se invierten millonarias cifras pero plagada de irregularidades, incumplimientos, sobreprecios, aplazamientos, para finalmente quedar abandonada porque el contratista la deja tirada hasta su ruina definitiva.

Esos “elefantes blancos” muchas veces son financiados con los dineros del Sistema General de Regalías y los mismos corresponden a cupos y proyectos apadrinados por legisladores que acompañan al gobierno de turno, como lo pudimos observar en el gobierno del señor Iván Duque, a días de cerrar su fatídico periodo.

Hay una extensa relación de tales “elefantes blancos” en el departamento de Nariño, inventariados por la Contraloría General de la República, que es necesario examinar con detenimiento desde los escenarios ciudadanos, de los mecanismos de participación ciudadana y de las herramientas de control social como las veedurías ciudadanas y las auditorias sociales.

Veamos tales monumentos del despilfarro por municipios y montos apropiados:

En Olaya Herrera, hay varias obras inconclusas para la construcción de planta de aguas residuales y un plan de intervención de la urbanización Nueva Esperanza con un presupuesto de 21.000 millones de pesos, de los cuales se han desembolsado 19.000 millones de pesos.

En el municipio de Barbacoas está abandonado el mejoramiento, rehabilitación y reconstrucción de la vía Junín Barbacoas en el sector Divino Niño, obra con un presupuesto de 12.000 millones de pesos de los cuales se han hecho efectivos 3.000 quinientos millones al contratista.

En Tumaco están paralizadas las obras de extensión de la Universidad de Nariño con un presupuesto de 10 mil millones de pesos de los cuales se han entregado 5.000 millones de pesos sin que se vean resultados.

En Pasto están las obras del Estadio por un valor de 9.000 millones de pesos, de los cuales se han avanzado mil trescientos millones de pesos con resultados francamente deplorables para los intereses de la comunidad y sus deportistas.

En Francisco Pizarro se encuentran las obras de adecuación y protección de muelles en acuapista del pacífico Estero Salahonda por un valor de 8.000 millones de pesos con un desembolso efectivo de 3.000 setecientos millones con resultados que son un insulto al bien común.

En La Tola esta un “elefante blanco” relacionado con la construcción del hospital Nuestra señora del Carmen por un valor de 7.300 millones de los cuales se han entregado casi 4.000 millones de pesos.

En Taminango se encuentra la construcción, pavimentación y el adelanto de obras complementarias de la vía regional Unión San Lorenzo a Taminango, por un valor de 5.000 millones de pesos de los cuales se han avanzado dos mil millones de pesos sin que se vean resultados concretos.

En La Unión hay un plan de intervención de vivienda a cargo de Comfenalco para construir 100 casas con un presupuesto de 5.000 millones de pesos que se han desembolsado en su totalidad sin ningún producto tangible.

En San Bernardo hay una obra para la construcción de un acueducto intervederal en Peñas Blancas, San Vicente, Esmeraldas e Higuerones, por un valor de 5.000 millones de pesos que no tiene ningún avance.

En Tumaco están las obras para la ampliación del suministro de agua potable para el sector de la Isla Morro, por un valor de 3.000 millones de pesos con un desembolso efectivo de 1.800 Millones de pesos, obras que se encuentran abandonadas.

En Tumaco obras en la cárcel por 3.000 millones de pesos que no registran avances.

En Ipiales, las obras para la construcción de un Centro Comercial popular por valor de mas de 2.000 millones de pesos que han sido entregados en su totalidad sin ningún avance de obra.

En Imues, obras para la optimización del sistema de alcantarillado del casco urbano por un valor de 2.300 millones de pesos, que no presentan avances.

En Barbacoas, obras para la construcción de Centro de capacitación y asesorías campesinas, por un valor de 2.000 millones de pesos de los cuales se han entregado mil ochocientos millones de pesos, sin resultados concretos.

Buesaco, obras de vías de acceso al parque del cañón de Juanambú por un valor de 1.800 millones de pesos con un desembolso equivalente sin resultados tangibles.

En Tumaco, con obras para mejorar la movilidad de los barrios Unión y Victoria por un valor de 1.200 millones de pesos con un desembolso igual, pero sin ejecuciones concretas de las obras.

En Pupiales, obras para el mejoramiento y rehabilitación de la vía regional Ipiales-Pupiales-Gualtaman-Contadero-Iles, por un valor 1.200 millones de pesos, de los cuales se han desembolsado 600 millones de pesos sin resultados reales.

En Tumaco, construcción y adoquinamiento del sistema de evacuación de aguas lluvias del barrio Morrito, por un valor de 1.200 millones de pesos de los cuales se han entregado 1.100 millones de pesos y con las obras abandonadas.

En Barbacoas, para la construcción de centro de integración ciudadana, por un valor de 950 millones de pesos con un desembolso al 100% y sin resultados efectivos.

En Tumaco, en vía adoquinada en sistema de evacuación de lluvias en la calle 4, por un valor de 900 millones de pesos y un desembolso por la misma cifra, sin resultados materiales efectivos en la obra.

En Tumaco, en la construcción de 4 aulas de la IE Iberia sede 2, Nuevo Milenio, por un valor de 800 millones de pesos con un desembolso por igual cifra sin entrega de obras.

En Tumaco, para el fortalecimiento de la instalada resolutiva de IPS indígena UNIPA por 700 millones con un desembolso efectivo de 300 millones sin ningún resultado.

En el Charco, para la construcción, montaje y comercialización de mariscos en el barrio el Porvenir por 700 millones y con un desembolso de 500 millones de pesos sin entrega de resultados.

En San Bernardo, para la construcción de la cubierta del polideportivo Fátima, por un valor de 480 millones con un desembolso de la misma cantidad y sin entrega de obra.

En Barbacoas, para el fortalecimiento de la capacidad instalada y resolutiva de IPS indígena UNIPA por 480 millones con un desembolso cercano a los 200 millones sin entrega de resultados.

En Imues, construcción de la cubierta de la cancha del pedregal por un valor de 350 millones con un desembolso completo y sin entrega de obra.

En Funes, para la construcción de tanque de almacenamiento del acueducto municipal por un valor de 330 millones y con un desembolso de 165 millones sin entrega de obra.

En Cumbal, para el suministro e instalación de 7 plantas compactas potabilizadoras de agua para las diferentes veredas y corregimientos, por un valor de 300 millones de pesos y un desembolso cercano de 270 millones sin resultados de obra.

En Tangua, para la construcción de obras de urbanismo en Villa Belén por 163 millones con un desembolso de 151 millones sin resultados efectivos.

En Tumaco, construcción de un sistema de tratamiento de aguas residuales del hospital Divino Niño, por un valor de 162 millones de pesos con un desembolso igual y sin obras a la vista.

En Iles, construcción de viviendas de interés social rural y cadenas productivas del sector lácteo, por un valor de 161 millones de pesos con un desembolso por la misma cifra para quedar como un “elefante blanco”.

En Linares, para la construcción del emisor final para la puesta en marcha de la planta de tratamiento de aguas residuales, por un valor de 115 millones y un desembolso efectivo por la misma cifra sin resultados concretos.

En Consaca, para la construcción de tanque de almacenamiento y caseta de cloración para el acueducto de la vereda el Campamento, por un valor de 58 millones y un desembolso por la misma cifra sin las obras correspondientes.

En Imues, para la restauración ecológica y mantenimiento de áreas de agua abastecedoras de los acueductos municipales y regionales, por un valor de 50 millones con un desembolso igual y sin la ejecución de las obras.

En Imues, para el suministro de materiales para la adecuación y mantenimiento de los centros educativos Portachuelo, San Buenaventura, Camuestes, Bellavista, Santana, Pedregal y Cabecera, por un valor de 21 millones y una entrega igual de dinero, pero sin las obras.

Son obras en 33 municipios por un valor cercano a los 110.000 millones de pesos que prácticamente han sido tirados a la basura.

El anterior el panorama de los denominados “elefantes blancos” reportados por la Contraloría General de la Republica en el departamento de Nariño. Una verdadera orgía de la corrupción con un gravísimo daño a las comunidades municipales y rurales.

Se trata de una verdadera infamia que refleja los grados de descomposición de las castas políticas y de los gobernantes de turno.

Lo único que procede frente a esta grave situación es el repudio ciudadano y la movilización de la sociedad civil para demandar la transformación de las instituciones públicas y la transparencia en su gestión.

Es el momento de abrir un gran debate regional sobre todas estas irregularidades para que mediante distintas movilizaciones demos un vuelco a esta barbaridad que se deriva del clientelismo y la corruptela.

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