En pleno paro nacional agrario en la vereda Santagueda del municipio de Palestina-Caldas un productor decidió sacar al borde de la carretera toda su cosecha de naranjas. Toneladas de alimento, nutrientes, fibras y vitaminas que son desechadas por los supermercados por no tener el tamaño, peso y color adecuado, éste campesino decidió regalarlas a quienes pasen.
En un país donde la tasa de desnutrición infantil alcanza el 13,2% y existe una supuesta política nacional de seguridad o soberanía alimentaria, que según la define la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura “se da cuando todas las personas tienen acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente para satisfacer sus requerimientos nutricionales y preferencias alimentarias, y así poder llevar una vida activa y saludable”. Situaciones como la de este campesino de Santagueda suceden gracias al bajo precio de las naranjas, la falta de control y regulación del mercado nacional, las políticas de negociación de las grandes superficies y la alta importación del producto.
Esta situación es lamentable más cuando a menos de una hora de este municipio, existe una planta abandonada de procesamiento de frutas donado por la cooperación internacional al municipio de Viterbo, que no arranca porque no hay producto suficiente para procesar. Al perecer resulta más barato botar o quemar las naranjas que producirlas o venderlas.
Después de ver estas imágenes, solo quedan interrogantes: ¿Qué pasa con el desarrollo agroindustrial en el sector hortofruticola? ¿Donde está el motor de la locomotora agrícola?¿Cuál es la apuesta de la región por la competitividad ?¿Donde están los proyectos de innovación y desarrollo del sector que atraen la inversión y aprovechan las regalías para la producción de pectinas, elaboración de productos de cosmética, producción de deshidratados, extracción de vitamina C y tantas otras cosas que se pueden extraer de ellas?
Juzgue usted, ¿el Agro esta en paro o paralizado?.