Toda la perspectiva de la carrera cambió en unos cuantos metros de la ascensión a Montecassino, el monasterio que fue escenario de una de las más sangrientas batallas en la II Guerra Mundial, justo al frente de una gasolinera, en donde la lluvia y unos cuantos litros de combustible regados en el suelo, convirtieron la vía en un jabón. Y patinaron todos los favoritos, ahí se rompió el dedo meñique y dos costillas Purito Rodríguez, Damiano Cúnego se peló las dos rodillas, Rigoberto Urán se golpeó un hombro, Domennico Pozzovivo por poco se rompe la clavícula y lo más grave para nosotros fue la caída de Nairo junto con medio Movistar. Sus compañeros lo pusieron en pie y con los restos que tenían fueron a perseguir al único que no se había ido contra el suelo, el australiano Cadel Evans al que le quedaban incluso tres de sus gregarios.
Negando los terribles dolores en las nalgas y en la cintura, Nairo y Urán conformaban el grupo de 16 corredores que perseguían al excampeón del Tour de Francia. Detrás, chupando la rueda de Dani Moreno, con el uniforme roto y el brazo ensangrentado, Purito perdía más de ocho minutos. El giro había terminado para él. Era un puerto, como todos los que hasta el momento se han subido en la competición, corto y suave, casi un falso llano, un terreno en donde ni Quintana ni Rigo se sienten cómodos y en donde Evans flota como si en los tobillos tuviera alas. En esa cresta lo persiguieron y contrario a lo que se esperaba perdieron apenas 45 segundos.
No ha pasado mucho más después de esta circunstancia fortuita que hoy tiene al experimentado corredor con la maglia rossa, un liderato que lo podrá afianzar aún más hoy cuando se corra la contrarreloj plana de 47 kilómetros, etapa en la que el capo de BMC es un especialista. ¿Qué queda para los colombianos? Perder el menor tiempo posible en la crono y esperar las dos etapas del fin de semana, que si bien no son las más exigentes de este Giro, sí representarán una buena oportunidad de recuperar el terreno perdido.
Pero hasta el momento todo ha salido bien para los nuestros, teniendo en cuenta que la lluvia y las caídas que han afectado a la casi totalidad de los favoritos. Unzúe, el director de Movistar, es un hombre ultraconservador que mira más la computadora que la propia cadencia de sus pedalistas. Él sabe que el hombre de Tunja es aún muy joven y que ha recibido una presión bastante alta al ser el líder de la escuadra. Es una carrera de tres semanas en donde lo más duro se vivirá apenas el martes próximo. Allí, con un Nairo ya puesto a tono, completamente recuperado de los golpes, será imposible que los Evans, Pozzovivo, Urán o Majka le puedan seguir el paso. Es raro ver a Quitana sin el desparpajo, solvencia y solidez con que subió los Pirineos en el pasado Tour de Francia, pero hay que recordar que es la primera vez que el boyacense empieza una Gran Vuelta, siendo el líder de su novena y eso pesa.
Su cara de póker asusta a sus rivales más cercanos, nadie sabe que está pensando, que sensaciones puede tener. Lo que es seguro es que si está en un buen día nadie podrá con él. Junto con Alberto Contador es el mejor escalador del mundo. Esperemos que hoy en esta maldita etapa no pierda tanto tiempo, si llega el sábado con tres minutos de retraso tendrá el Giro en sus manos. Ojalá el clima tampoco nos juegue en contra. El año pasado cancelaron una etapa por las cruentas nevadas que azotan a Italia al final de la primavera y ahora están diciendo que difícilmente se podrá subir la cima Coppi, si todo transcurre con normalidad no cabe duda de que a principios de junio estaremos llorando de felicidad y no precisamente por nuestra Selección Colombia.