Cuando Nairo Quintana ganó el Giro de Italia en el 2014, una otitis le taladraba su oído. Tenía fiebre y frío. Cuando paso por la cima Coppi, uno de los premios de montaña más salvajes del mundo, pensó en bajarse de la bicileta.Uno de sus compañeros lo regañó, le puso un papel periódico en el pecho y Nairo sacó fuerzas de flaqueza para ganar, por primera y única vez en la historia, la segunda carrera más importante del mundo. Colombia volvía a creer que los héroes si existen. Desde ese momento existe el nairismo, una hinchada a la que ya ni siquiera le importan los resultados y que respetan a este guerrero gracias a todo lo que entregó.
La posición política de Nairo no debería importarnos demasiado. Algunos de sus fans tienen el corazón roto por este mensaje: apoyar a la policía de manera enfática como lo hizo en este video a pesar de que el mundo rechaza en pleno la represión:
Gracias Campeón @NairoQuinCo 👏🏻👏🏻👏🏻 pic.twitter.com/95RFBdvUsN
— Infante de Marina (RA) (@nandophc) May 8, 2021
En Twitter lo han destruído casi que de manera unánime. Los insultos no lo bajan de traidor de la patria. No los vamos a reproducir. Nairo tiene derecho a ser uribista, a ser lo que quiera.