Sí, claro que lo quiere ganar. Nairo es un ganador y va por todo. Nairo no le deja sobras a nadie. Fue a Italia con la idea de conseguir su segundo Giro. Sabía que con una sola pierna podía derrotar a Nibali, Landa y Pinot, sus rivales directos. Lo que pasó fue que apareció Dumoulin, el que empezó a ser promesa a los 24 años cuando retuvo hasta la última etapa el liderato de la Vuelta a España del 2015 hasta que los Pirineos españoles se lo comieron vivo. En una sola fracción perdió siete minutos. Sus rivales en el lote esperan que en cualquier momento desfallezca, sobre todo después de haber perdido casi tres minutos por el cólico que le propinó la sobreingestión de gel antes de la última ascensión al Stelvio. Hoy era el día para desfondarse. Nairo lo probó dos veces y el holandés, sin levantarse del sillón, logró neutralizarlo con pasmosa facilidad. Nadie sospechaba que este hombre, quien sólo ha terminado una de las siete grandes vueltas que ha corrido, iba a dejar una promesa justo en el Giro del centenario.
Mañana o pasado podría sobrevenirle la pálida. Aunque cada vez resulta más improbable. Tiene tanta fuerza que incluso hoy lanzó dos ataques. Va sobrado de fuerza. Nairo lo va a intentar, es un depredador, pero en cada una de sus arremetidas va a guardar un puntico para su gran objetivo de este año: convertirse en uno de los ocho ciclistas de la historia en ganar las tres grandes vueltas. Hay que recordar que antes de empezar este Giro de Italia Nairo sólo había corrido la Vuelta a Asturias en casi tres meses de para. Las piernas de Nairo apenas se desentumecen. Él es capaz de todo pero no ha olvidado –tampoco Eugenio Unzue lo hace- que ellos han cambiado su programa deportivo del 2017 con el gran objetivo de derrotar a Froome quien viene de padecer unos terribles dolores de espalda que le han hecho modificar su temporada. El mejor Nairo se ha visto siempre en las segundas grandes vueltas que corre en la temporada.
Además es evidente que este Giro se hizo a la medida de Nibali. Los italianos necesitan que su ídolo gane la edición 100. Sólo hubo dos llegadas en alto importantes. Las montañas, salvo el Stelvio y el Mortirolo, son cortas y duras, justo en donde menos se destaca el de Cómbita. Los italianos están furiosos: a la fiesta se coló Dumoulin. Quedan dos etapas, Nairo está tranquilo aunque bueno, para un ganador como él lo único que lo conformaría sería conseguir su segunda Maglia Rosa