Una horda de colombianos atacó en redes sociales durante dos años a Rafa Benítez y a Zinedine Zidane porque no metía de titular a James Rodríguez. Las críticas siempre fueron injustas. James, después de su primera temporada, nunca fue el mismo en el Madrid. Una lesión en un amistoso contra Perú en septiembre del 2015 y la pretensión que tenía de ganar el mismo sueldo con Cristiano le ganó el resquemor de Benítez. Con Zidane las cosas fueron bien claras: James nunca hizo falta para ganar dos Champions consecutivas, un logro que no conseguían los merengues desde la época de Di Estefano. A pesar de la polémica en las redes, las salidas en falso de la mamá de James reclamándole a Zizú la titularidad para su hijo y los chismes malintencionados de la prensa catalana, Zidane jamás habló mal de James.
El ciclismo, a diferencia del fútbol, tiene otros códigos. En este deporte en donde la primera pelea que tiene el deportista es, no contra sus rivales, sino con las cuestas imposibles, los vientos huracanados de las etapas llanas y los virus que empiezan a aparecer cuando se recorre diariamente, y a máxima velocidad, distancias que superan los 200 kilómetros. Creo que nunca vamos a ver que Froome, con su caballerosidad, vaya hablar mal de Aru así lo ataque cuando él tenga un fallo mecánico, o a Contador reclamándole públicamente a Nairo porque, en una escapada, el colombiano no le haga un relevo. Todos los rollos se resuelven dentro del pelotón. En el ciclismo los trapos sucios se lavan en casa.
Por eso es que da tanta rabia que Eusebio Unzué le diga al periodista Carlos Arribás del diario El País que Nairo ya no es el de antes, que está estancado y deje vislumbrar su desilusión porque no se logró un objetivo que ningún ciclista consigue desde que el monstruo Marco Pantani lo hiciera en 1998: conseguir en un mismo año el Giro y el Tour. Lo que le dolió a Unzué fue que el papá de Nairo dijera lo que muchos especialistas piensan: fue un error mandar a Quintana al Giro por la presión que hubo de la organización de la carrera, que cumplía 100 años, de tener al segundo mejor ciclista del mundo. Fue un error porque Nairo, antes de mayo, estaba ganando todo lo que corría. Fue un error porque este Froome que hoy le está ganando con lo justo a Urán y Bardet viene aquejado de dolores de espalda. Sus 32 años empiezan a pesarle. Un Nairo descansado podría ganarle así tuviera la alergia producto del polen que le restó todas las posibilidades el año pasado.
Hace unos meses Unzué decía que Nairo era el ciclista más inteligente que había tenido, que incluso era mejor que Miguel Indurain. Hoy piensa todo lo contrario e incluso llegó a insinuar que el verdadero gallo con el que iba a pelear el Tour era Alejandro Valverde, uno de los mejores ciclistas que ha dado España en los últimos 30 años, que se ha ganado las clásicas más importantes pero nunca se ha alzado con una gran vuelta. Lo de Unzué hacia Nairo es una afrenta a un ciclista que a los 27 años ya ganó etapas en las tres grandes vueltas, que fue dos veces campeón de los jóvenes en Tour, campeón de la montaña y podio en tres ocasiones, dos veces subcampeón y, además, se ha alzado con el Giro y con la Vuelta a España. Un profesional honesto que hoy, en la etapa 18, después de perder más de 7 minutos, dice que igual no se va a bajar de la bicicleta y que va a llegar a París. Un hombre que no pone excusas, que da la cara. Un héroe que si se retirara hoy ya sería, con lo que ha conseguido, el mejor ciclista en la historia de Latinoamérica.
Unzué dice que Nairo ya no va a ser lo que alguna vez prometió,
solo porque en este Tour se reventó, porque le llevaron un remedo de equipo,
porque los buenos gregarios se los van a poner a Marc Soler, en la Vuelta a España
Qué malagradecido es Unzué. Tanto que le ha dado a Movistar Nairo y dice que ya no va a ser lo que alguna vez prometió, solo porque en este Tour se reventó, porque le llevaron un remedo de equipo, porque los buenos gregarios se los van a poner a Marc Soler, el español que va a ser el capo de la escuadra en la próxima Vuelta a España. Nairo no tiene a un solo compañero a su lado para ayudarlo en estas cuestas donde está desfalleciendo inexorablemente.
Unzué, a diferencia de los técnicos de James, sí demuestra en sus comentarios una xenofobia evidente. Ahora está loco por contratar al vasco Mikel Landa, quien tampoco ha ganado una gran carrera y que ha dicho, después de ser el segundo detrás de Aru en el Astana y de Froome en el Sky, que no volverá a ser gregario de nadie. Eso quiere decir que el verdadero capo el próximo año del Movistar va a ser Landa. La va a tener difícil El Cóndor, en España muchos hablan mal de él y no le van a perder su fracaso en el Tour. Un fracaso que para el técnico Unzué solo tiene un culpable: Nairo Quintana, el corredor que ha llenado de gloria a su equipo. ¡Malagradecido el español!