El año pasado los españoles de Movistar trataron a Naira como un corredor del montón, como si no les hubiera dado nada, ni un Giro, ni un Tour, ni tres podios en el Tour. Lo trataron como un sudaca, subestimándolo por su color de piel. Por eso se cansó y se fue del que era considerado el mejor equipo del mundo. No le tuvo miedo y se fue a un equipo que no era considerado ni siquiera como de World Tour, el Arkea.
Y la apuesta le está funcionando. Quedó cuarto en la etapa mientras ningún corredor de los de Eusebio Unzúe estuvo entre los 10 primeros, perdiendo, apenas en la cuarta etapa, cualquier opción de podio en el Tour. Lo que dijo el entrenador del Movistar antes de la competición no corresponde a las ambiciones de un equipo como el Movistar: vamos a aprender, a que muchachos como Marc Soler y Enric Más crezcan. Pero ojo, Mas ya tiene 25, Soler 26, son mucho más viejos que Podgacar o que Bernal, ya deberían ser una realidad. Y lo de Alejandro Valverde, el traidor de Nairo, es todavía más lamentable, fuera de forma, desaparecido. Llegó a 12 segundos en una etapa que se venía bien a sus condiciones. Mas fue el mejor de sus corredores pero tampoco llegó en el grupo principal
Se nota que la inyección anímica que les daba Nairo a los españoles de Movistar se reflejaba mucho más allá de sus etapas ganadas, de todas las camisetas amarillas que consiguió, su labor se reflejaba en el estado de ánimo que puede tener un equipo cuando tiene un líder de talla mundial y eso es lo que es Nairo, un ídolo absoluto.
Ojo con Roglic, en la cuarta etapa demostró que es, de lejos, el más fuerte de todos. Egan se ve por debajo de su nivel y a duras penas resistió en una llegada que no le viene tan bien a sus condiciones de escalador de largo aliento. Reconfortante tener a cuatro corredores nacionales entre los 10 primeros, pero a este nivel si va a ser duro conseguir doblegar a un imbatible Roglic. Mientras tanto ningún corredor de Movistar está entre los 15 primeros. ¿Alguna vez Unzúe le pedirá disculpas públicas a Nairo?