La defensa de Nairo Quintana por un positivo para un supuesto uso de Tramadol, no es fácil. Cuando en una muestra de sangre se encuentran trazas de algún fármaco controvertido por la Unión Ciclística Internacional (UCI), se considera un resultado objetivo (es casi irrefutable) y máxime cuando son dos muestras distintas. Significa que en la defensa de un deportista se pueden atacar las formas, pero no el fondo. Los pocos casos que hemos ganado con deportistas de altos logros, que alguna vez cayeron en desgracia, han sido demostrando que nunca hubo dolo, sino una coyuntura culposa del atleta. El amparo de Nairo debe abordarse por allí con el objeto de lograr el mínimo daño posible. Veamos como es la jugadita con la que Nairo espera salir inocente.
El tramadol pertenece a una clase de medicamentos llamados analgésicos opiáceos (narcóticos) que se utilizan para aliviar el dolor de moderado a moderadamente intenso. Tiene acción central y consiste en cambiar la manera en que el cerebro y el sistema nervioso responden al dolor. Significa que tiene una acción que compromete al sistema nervioso, de allí el riesgo de sufrir algunos efectos secundarios indeseables, como mareo, somnolencia, adinamia, nerviosismo, tensión muscular, dolor de cabeza, náuseas, etc.
VEA TAMBIÉN: Nairo el malgeniado
Por esta razón (efectos secundarios), la UCI autónomamente lo incluyó entre los fármacos restringidos para uso en las competiciones. El riesgo de un ciclista que ha ingerido Tramadol, de sufrir algunos efectos indeseables siempre existirá, lo cual podría afectar a otros del pelotón causando una dinámica disfuncional en una carrera. Con estos analgésicos a diferencia del Acetaminofén o los antiinflamatorios no esteroideos como Ibuprofeno, Meloxicam, etc., se debe tener mucho cuidado, así sean pacientes no deportistas. Máxime en un atleta en competencia cuyo estado de alerta debe estar al 100%. La UCI también busca cuidar la salud del ciclista.
Gracias por su apoyo y seguir creyendo en mi https://t.co/0Rvqp8h1MP
— NairoQuinCo (@NairoQuinCo) September 30, 2022
Si bien la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) no lo incluye entre los medicamentos señalados de cuidado o restringidos en su uso, la UCI si había hecho las advertencias previamente y los médicos de los equipos lo saben bien. Es por ello que consideramos que es casi improbable que haya sido como resultado de una prescripción médica en el equipo. Máxime con un medicamento que no es ergogénico (no ayuda nada en el rendimiento, al contrario, puede reducirlo), pero que tiene riesgo de dar un incómodo positivo.
Significa concretamente que usar Tramadol en el ciclismo de competición no es dopaje, pero sí es una contravención a normas de la UCI, lo cual tiene unas consecuencias. Lo primero que debe quedar claro es que Quintana no ha hecho trampa, ni se ha dopado; lo que puede configurar es una infracción simple al código de la UCI, si es que finalmente se acepta legalmente que las muestras si salieron positivas para Tramadol (que aún están en duda procedimental). De allí que los pasos a tener en cuenta para enfrentar este señalamiento ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) son:
- En lo primero que debe enfocarse la defensa es en la historia clínica de Nairo, hilando una línea de tiempo muy precisa durante el Tour de Francia que muestre abiertamente sus tratamientos, apoyos terapéuticos y evolución clínica. Se hace una reconstrucción muy completa, con un fino análisis forense
- Revisar los antecedentes del deportista y trayectoria como persona, coequipero y competidor, que en su caso podrían ser favorables. Ello demostraría si existe riesgo de automedicarse una sustancia controvertida. Se descartan suspicacias.
- Adjuntar copias muy precisas y completas de lo anterior, con una narrativa científica y legal bien fundamentadas, además de una declaración contundente del atleta sobre el no uso de la sustancia en cuestión.
- Dado que hay que atacar más las formas que el fondo, se debe buscar minimizar al máximo y buscar la menor credibilidad a la toma de las muestras de sangre que fueron hechas por un pinchazo en un dedo y puestas en un papel (muestra de sangre seca), lo cual deja algunas dudas de su total idoneidad y preservación de la cadena de custodia.
- De la misma manera es conveniente cuestionar que las muestras fueron analizadas en un laboratorio en Ginebra, el cual no contaría con la acreditación de la Asociación Mundial Antidopaje. Debieron analizarse en el laboratorio de Lausana en Suiza. Esto quita transparencia y confianza.
- Si la historia clínica muestra el uso terapéutico obligado de otros medicamentos, debe descartarse científicamente si había riesgos de reacciones cruzadas que podrían dar lugar a metabolitos similares a los del Tramadol en la sangre. Son casos que ya se han dado, y ello demostraría la total inocencia del corredor.
- Otro hecho preocupante y que debe considerar el TAS es la tardanza en entregar unos resultados que pudieron estar listos en menos de dos días. Debieron darse a conocer durante la realización del Tour de Francia y no luego de casi meses después. Esto es algo sospechoso que obra a favor del ciclista y en contra de la UCI.
- El derecho a la legítima defensa y la presunción de inocencia, no han sido legitimados en este caso. Nairo no fue llamado previamente por la UCI o la organización del Tour, para informarle de primera mano y darle oportunidad de hacer inicialmente unos descargos.
- Así mismo debe evaluarse la falta de solidaridad y apoyo del equipo ante un caso que ni es trampa, sino algo incidental por una norma más disciplinaria que hay que cumplir. El equipo lo trató como un dopaje positivo que nunca existió.
- La defensa debe estar sustentada tanto en lo jurídico, como en lo científico; de allí que sea necesario por igual la intervención de un abogado y de un médico especializado en el campo.
Alternativamente, de forma particular y con expertos privados, debería considerarse someter a Nairo Quintana a una prueba de polígrafo (detector de mentiras), que muy seguramente lo pasa. Legalmente no tendría validez, pero si se demuestra un buen nivel de confianza obra a favor del ciclista, sería un valioso atenuante.
Ante lo complejo del caso y el terreno ganado por la UCI, lo menos que puede hacer la defensa es convencer al TAS con sobrados argumentos, que así sea positivo para Tramadol en sangre no hay trampa, no hay dopaje, no hay dolo. Que Nairo Quintana ya padeció una dura sanción social, económica, deportiva y personal, ante el escándalo desatado y sus efectos como no ir a la vuelta a España y quedarse sin equipo. Podría declararse responsable, pero no culpable. Y la sanción, además de todo lo pagado, podría ser una llamado de atención público y una multa. A ello muy seguramente hay que apuntarle, para “sacarla barata”.
Apostilla: Colombia tiene su Laboratorio de Control al Dopaje acreditado ante la WADA, hoy en convenio con la Universidad Nacional, pero que la nueva administración del Ministerio del Deporte busca recuperar, ya que es un gran orgullo, un logro gigante para el país en lo deportivo y científico