En el marco del Festival Internacional de Cine de Tesalónica, celebrando su 65 edición en Grecia, Nahuel Pérez Biscayart presentó El Jockey, la última película del director argentino Luis Ortega, que se estrenó en el Festival de Venecia, y que ha recorrido importantes eventos internacionales como San Sebastián y Toronto. En esta entrevista, el actor reflexiona sobre su experiencia en el rodaje de esta película, su visión del cine latinoamericano y la importancia de las coproducciones en América Latina.
La película y su presentación en Tesalónica
Biscayart abrió la conversación explicando qué lo había traído a Tesalónica: "Estamos presentando El Jockey o Kill the Jockey, la última película de Luis Ortega, que estrenamos en Venecia. Ha pasado por San Sebastián, Toronto y muchos otros festivales, y ahora la presentamos en su estreno griego". La película, protagonizada por él mismo, explora temas universales a través de una mirada porteña y un elenco de lujo, que incluye a grandes actores como Dani Jiménez Cacho, Mariana de Girolamo y Rolly Serrano. "Fue un rodaje increíble. Hubo una conexión muy familiar, muy inmediata, muy sincera", comenta Biscayart sobre la experiencia de trabajar con el equipo.
La peculiaridad de "El Jockey" y su confusión con "El Joker"
Una anécdota cómica de Pérez Biscayart destaca al ser preguntado es cómo la película El Jockey ha provocado cierta confusión en los festivales. “En San Sebastián, cuando llegué al hotel, una señora me paró emocionada para una foto "Ay ven ven foto foto" me dice "¿en qué película estás?" en el Jockey le digo "Ah El Joker la de Lady Gaga"... nos juega a favor porque hay gente confundida que compra entradas para El Joker y termina viendo nuestra película o al revés, o nos roba entradas".
Una película latinoamericana, más allá de las fronteras
Lo que resalta especialmente en El Jockey es su dimensión latinoamericana, donde los actores y las influencias de distintas culturas iberoamericanas se amalgaman para crear una película que trasciende fronteras. Biscayart reflexiona sobre este aspecto, mencionando que la película, aunque profundamente porteña en su esencia, logra "crear un lenguaje que va más allá de las fronteras". Para él, la riqueza de El Jockey radica en su capacidad para reunir identidades diversas dentro de un mismo relato, algo que ve como una oportunidad para fortalecer los lazos culturales entre los países de habla hispana.
La unión de los pueblos latinoamericanos a través del cine
Uno de los puntos más profundos de la conversación fue la importancia de las coproducciones y la unión de los pueblos latinoamericanos, algo que se refleja en la propia naturaleza de El Jockey. "Me gusta pensar en la unión de los pueblos por fuera de las fronteras", señala Biscayart..
El actor también señala que, a pesar de que la cultura y el arte latinoamericanos han sido históricamente sujetos a la validación de los centros hegemónicos del poder cultural, como Estados Unidos y Europa, hay un fuerte deseo de fomentar un diálogo más directo entre los países del sur global.
"Tenemos todas las herramientas para que eso siga desarrollándose", afirma el actor, quien también subraya la importancia de los países como Paraguay, que en los últimos años ha sido parte de un movimiento de coproducciones latinoamericanas. Biscayart destaca que el cine latinoamericano debe avanzar hacia un modelo más autónomo, donde las producciones de Argentina, Paraguay, Chile, México, Brasil y otros países se apoyen mutuamente sin la necesidad de pasar por la validación de los centros culturales occidentales.
Coproducción y desafíos internacionales
El actor, quien ha trabajado en varias coproducciones internacionales, especialmente en Europa, observa que, aunque hay un flujo considerable de coproducciones entre América Latina y Europa, la relación con Francia ha sido particularmente relevante. "Francia tiene una política internacional de expansión cultural, que en un punto es muy neocolonial", dice Biscayart. "Es interesante que el cine latinoamericano logre encontrar aliados dentro de la región misma, como ha sucedido con las coproducciones entre Paraguay y Argentina".
En este sentido, las coproducciones con Paraguay han comenzado a ganar terreno. Biscayart reconoce que, si bien el cine paraguayo aún es incipiente en términos de proyecciones internacionales, los esfuerzos por colaborar con otros países latinoamericanos han dado frutos, y la creación de una industria cinematográfica en la región, más autónoma y solidaria, es una meta tangible.
Cine en Iberoamérica: ¿hacia dónde vamos?
A pesar de la vitalidad que el cine latinoamericano sigue demostrando en festivales internacionales, Biscayart no evade los desafíos políticos y económicos que enfrenta la industria en muchos países de la región. En su país natal, Argentina, la situación actual es preocupante. "Están destruyendo la industria cultural, y dentro de eso entra el cine", lamenta. El actor critica la falta de apoyo institucional y la obstinación de ciertos sectores políticos por limitar la diversidad cultural. Sin embargo, mantiene la esperanza en el poder transformador del cine, especialmente el cine latinoamericano que continúa luchando por sobrevivir y prosperar en un contexto global adverso.
