A Iván Mejía lo odiaba mucha gente. Ese es el costo que deben pagar en un país de hipócritas los que dicen la verdad. El único compromiso que tuvo Iván fue con él mismo, no traicionarse jamás y cuando vio que otros periodistas que lo acompañaban tenían mayor figuración y respaldo de sus jefes, sólo porque eran más dóciles, decidió colgar los guayos. Era sólo un joven de setenta años.
A Iván Mejía lo quiere y lo siguen millones de personas. Le reconocen su independencia, su consecuencia, su alergia a lamberle a los malditos poderosos, las cualidades morales que no tienen otros de sus compañeros de Caracol.
Antes de que a Julio Sánchez se le ocurriera la fascinante idea de hacer un programa con Martin de Francisco y Hernán Peláez, quería hacer algo con Peláez y Mejía. Es que El Pulso fue, durante 15 años, antes del retiro de Peláez de Caracol, el mejor programa deportivo radial. Después llegó Londoño y todo empezó a volverse conformista, ladino, convencional. Mejía debió cansarse con ese compañero y decidió dedicarse a sus nietas.
Su única tribuna en este momento es el Twitter donde sigue despachándose sobre lo divino y lo humano, mostrando, sobre todo, un antiuribismo que sus seguidores más jóvenes aplauden. Por ahora nos debemos conformar con su red social aunque Don Iván, en cualquier momento, también cerrará esa cuenta y entonces nos quedaremos cada vez más solos.
La reforma tributaria de Carrasquilla es una hijueputada contra el bolsillo de la clase media. Pensiones, servicios básicos, canasta familiar. IVA para el derecho a respirar.Ese ministro es diabólico y perverso.
— Iván Mejía Álvarez (@PajaritoDeIvan) April 15, 2021
Ya viene “ el Cartel de las vacunas”. Que vergüenza!! https://t.co/eDIHTetfxe
— Iván Mejía Álvarez (@PajaritoDeIvan) April 8, 2021
Crece y crece el número de contagiados. La indisciplina social es aterradora. Y las vacunas también andan de “ puente” por Semana Santa. Esto se va a poner feo en pocos días.
— Iván Mejía Álvarez (@PajaritoDeIvan) April 3, 2021