El regreso de Érika María Restrepo a Colombia ha estado lleno de muchas especulaciones. He sido testigo de cada paso de este hecho, que se ha convertido en una imagen viva de lo que es y lo que significa actualmente el servicio consular colombiano y el actuar del actual gobierno de turno para sus connacionales en el exterior. Fui testigo en primera fila de cada parte del proceso y observador desde la distancia para hacer un análisis de esta situación. Aquí mis apreciaciones.
El hecho
Estaba ese día, en plena pandemia, siguiendo el Facebook. Viví un desasosiego impresionante cuando en el minuto 2,45 se dio el comentario de Érika. Todos quedamos de una pieza. No fue en absoluto algo planificado o estructurado. Muchas personas posteriormente así lo pensaron. Si hubiera sido esto cierto, se habría creado una estrategia de ataque o una denuncia previa, o se habría hecho en la forma más vil y baja: en el peor momento o algo por el estilo. No fue así. Érika esgrimió desde su sentir lo que vive una mujer cuando es agredida y violentada. Creo firmemente que fue una mujer valiente al hacer esta denuncia de manera pública. Dio el ejemplo.
Colombianos en España nos cuentan su historia de olvido. La falta de respuesta de la embajada y consulados para sus casos.
Posted by Servicolex on Sunday, May 31, 2020
Los ingredientes de la “novela”
En medio de una pandemia y de las difíciles situaciones de violencias que viven hoy en día miles de mujeres, esta acción fue un boom periodístico con todos los ingredientes mediáticos: el papá de un congresista que fue nombrado en el servicio consular a dedo y sin cumplir un mínimo de requisitos; un hijo que venía instrumentalizando estructuralmente a su favor su posición de privilegiado político, informando a la comunidad colombiana en el exterior como propias las acciones que estaba realizando la Cancillería (que son sus funciones) en el tema de la repatriación de connacionales en el mundo por el coronavirus; y una mujer en riesgo de exclusión social víctima de las circunstancias.
Ver: ¿Instrumentalización de la comunidad colombiana en el exterior?
Los que quieren ganar indulgencias
No sé quién es Augusto Ocampo, no le conozco; ni Juan C. Trujillo, tampoco lo conozco. Así mismo, desconozco si hicieron algo o no frente al caso del “supuesto acoso” de Francisco Vélez contra Érika María Restrepo, pero no voy a negar que este trino que vi hace algunos días me causó indignación.
Celebrar que este sujeto no siga propiciando escándalos que afectan la imagen del país...
Ya en Colombia la señora que denunció el acoso sexual, como abogados hemos cumplido nuestra tarea con el colega @JuanTrujilloC pic.twitter.com/0bb5JfIuOY
— AUGUSTO A OCAMPO (@AUGUSTOOCAMPO) July 10, 2020
Lo que sé
Daré a conocer lo que conozco, pero omitiré los nombres de las personas comprometidas en los hechos para proteger su identidad, porque, visto lo visto, ahora debemos tener cuidado, incluso desde el exilio.
-Sé de primera mano que no fue una acción planificada. Lo vi desde el inicio en el Zoom. Fue una acción desde la improvisación que da el hecho de estar en una situación de indefensión, pero una acción desde la valentía, ya que esta mujer no sabía a lo que se enfrentaba.
-Sé que después de esto recibió mensajes agresivos y amenazantes. “Usted va a ser investigada por una entidad privada del estado colombiano”, decía una de esas burdas amenazas que pretendían coaccionar a esta mujer. Habría que abrir una investigación sobre este hecho.
-Sé que desde la posición política de privilegio y dinero que tiene hoy día la familia Vélez Trujillo se ha entablado una denuncia contra esta mujer y contra Cristhian Mancera Mejia, ya que afecta sus intereses tanto económicos como políticos. Ellos tenían que responder con algo ante su partido, ante el presidente, ante la Cancillería y ante la opinión pública (que los cuestiona desde hace mucho tiempo).
-Sé que el traslado de Canarias a Madrid, su estadía y manutención fue gestionada por un importante líder colombiano desde Valencia.
-Sé que un empresario colombiano radicado en Madrid fue quien aportó esta manutención de una forma solidaria a esta mujer.
-Sé que un grupo de mujeres exiliadas le dio la atención psicológica en estos momentos que más lo necesitaba.
-Sé que desde La Colectiva de Mujeres apoyaron de manera libre y altruista a esta mujer que, después de su denuncia, fue dejada incomunicada y a su suerte por un abogado.
-Sé que una líder colombiana de muchos años apoyó su retorno con dignidad a través del programa que coordina desde Madrid: retorno voluntario, con pasaje y viáticos.
-Sé que se hizo una colecta para que no llegara sin dinero a Colombia.
-Sé que unos abogados le cobraron quince millones de pesos, nada más al llegar a Bogotá, para sentar la denuncia en Colombia. No sé si fueron Augusto Ocampo o Juan C. Trujillo.
-Sé que una asociación de mujeres que defiende de manera gratuita a víctimas de violencia de género, como la "supuestamente" vivida Érika María Restrepo, la ha venido representando ante la justicia colombiana.
Mis preguntas
¿Cuál es la acción por la cual Augusto Ocampo o Juan C. Trujillo han hecho o realizado para expresar el término “hemos cumplido con nuestra tarea” en un trino? ¿Cuál ha sido la labor tan encomiable para dar por hecho un parte de “misión cumplida” a la opinión pública a través de esta red social?
Un gran amigo en Oslo me ha dicho siempre que “unos son los que hacen las cosas y otros son los que se quedan con las flores”, por eso mis preguntas y por eso desde mi posición de testigo creo que se debe dar claridad a las acciones y a los que las trabajan (y, por el contrario, cuestionar con respeto a aquellos que buscan ganar indulgencias con avemarías ajenas).
Desde la ciudadanía, la distancia de la comunidad colombiana en el exterior, la sociedad civil y las organizaciones sociales, creo personalmente que se debe decir la verdad, con coherencia y, ante todo, practicidad.
