Nunca como ahora fue mejor dicho aquello de que casi todo lo que pasa en Colombia es grave, pero que nada es serio.
Estalla la crisis del coronavirus que tiene a la humanidad en jaque. Y estalla la crisis económica que explota por la guerra del petróleo. El Presidente Duque coge su avión y se va para Nueva York. Ni coronavirus ni déficit cambiario. No señor. Viajó para mantener 736 mamertos de la ONU en Colombia, con plata que no tenemos y para que no hagan nada que nos importe. No somos serios.
En París, en Madrid o en Roma están cerrados los restaurantes y los bares y las cafeterías. Canceladas las rumbas, cueste lo que cueste. En Bogotá revientan los restaurantes de Usaquén y de la zona T. La señora alcaldesa tampoco es seria.
Y tampoco es seria cuando prohíbe aglomeraciones y cierra las calles con pico y placa. Resultado: Transmilenio es una caja de sardinas. Coronavirus a la orden.
Se sabe que la peste viene de Europa. Pues el Presidente deja los cielos abiertos para aviones europeos. Pero cuidado: cada pasajero firma un papel muy elegante en el que jura someterse a cuarentena voluntaria si estornuda. No somos serios.
Nairo, el gran Nairo, gana etapa en la París-Niza y Sergio Higuita se sube al podio. Pues a cuarentena. ¿En dónde? Pues aquí, hombre aquí. Nairo no saldrá de su casa en Cómbita, lo que no evitará la fila interminable de paisanos que lo visiten. Eso tampoco es serio.
Nadie sabe, y Ecopetrol menos, si podrá subsistir en la guerra de precios desatada en la batalla campal entre Arabia Saudita, Rusia y los Estados Unidos. Pero no importa. El ministro Carrasquilla necesita siete billones de pesos de Ecopetrol y los conseguirá en la Asamblea de finales de este mes. Con Brent a 30 dólares el barril, ¿cuánto aguantará la empresa de la Iguana? Nadie sabe. Pero la regla fiscal por encima de todo. Carrasquilla tampoco es serio.
En Bogotá y Medellín no se puede respirar, de tan malo que circula el aire por combustibles de pobre calidad. Pues las fábricas de etanol están cerradas y la de diesel vegetal que montó Ecopetrol se acaba de quebrar. ¿Cómo es eso posible? Pues claro: el etanol de caña y el diesel de palma resultan muy caros. Lo barato es matar a la gente de asfixia, parar el tráfico, quebrar los hospitales. No somos serios.
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Mañana se reúne el Honorable Congreso de la República. Mil personas en el Capitolio. Y están prohibidas las reuniones de más de quinientas. No somos serios
Este martes, mañana en la tarde, se reúne el Honorable Congreso de la República. Doscientos cuarenta representantes, más ciento diez senadores, más asesores, más policías, secretarios, subsecretarios y etcéteras, pueden sumar mil personas en el Capitolio. Y están prohibidas las reuniones de más de quinientas. No somos serios.
De esos Honorables que empezarán a sesionar sin que se sepa para qué, decenas acaban de llegar de sus viajes turísticos de la época. Probablemente no tengan fiebre ni tos. Pero nadie sabe cuántos hayan adquirido el virus por allá. No somos serios.
Alguna persona sensata le ha propuesto a las Cortes, con sus centenares de miembros, auxiliares, ujieres y compañía, que sesionen por internet. Lo están pensando y sobre todo consultando el reglamento. No está claro si en caso de coronavirus pueden actuar por internet. Payasos que somos.
Nos está comiendo, si es que no nos comió ya, la cocaína. Las mafias se apoderaron hace rato de este país. Lo primero que se precisa es fumigarles los cultivos. Lo estamos pensando. Esa constelación de biólogos miembros de la Corte Constitucional le pone condiciones al glifosato. Y el Gobierno lo sigue estudiando. No somos serios.
Para cualquier nadería se han reunido los gobernadores de todos los departamentos en Palacio. Ni hablar de reunión por internet. En las escalas de la casa de Nariño les toman la temperatura y para adentro. Eso tampoco es de gente seria.
Dicen, y parece verdad, que el alcalde de Cali anda contratando médicos cubanos y comprando la droga milagrosa que en la isla descubrieron contra el Coronavirus. Y no hay Ministro, ni Presidente, ni Policía que lo ataje.
Decíamos que nos comieron las mafias. Nunca fueron tan necesarios los helicópteros de la Policía, la Fuerza Aérea y el Ejército. Pues ocurre que son muy pocos, gran calamidad. Pero en su mayoría no vuelan. Descansan, como los tanques de guerra, dañados o en mantenimiento en sus hangares. No hay plata. Se va en traer mamertos de la ONU y en los asesores del Presidente. No somos serios.
Tenemos policías que se las arreglan para volar 200 horas por día. Pero como eso consta en papeles con mucha firma y mucho sello, valen las doscientas horas diarias.
Siga con la lista, querido lector. Se divertirá, sobre todo ahora que se quede en casa huyéndole al coronavirus. Se lo proponemos muy en serio.
El Presidente en la bolsa de Nueva York. Ni coronavirus ni déficit cambiario. No señor. Foto: Cancillería