Entre las 5:30 y las 6:00 de la tarde del domingo —según el registrador nacional, Carlos Ariel Sánchez—, todo estará consumado. Los colombianos anocheceremos con los nombres de los elegidos en gobernaciones, asambleas, alcaldías y concejos, para esa hora ya se habrá finalizado el escrutinio del noventa por ciento de las mesas de votación en el país.
¿Quién habrá triunfado?
Los que se alzaron con la mayor parte del contenido de las urnas, obviamente.
Pero usted y yo no, aunque nuestras balotas lleven impresos los números ganadores.
Por una razón: la democracia, otra vez, quedará maltrecha tras una contienda electoral. Aunque la aplaudamos de pie porque, como están las cosas, ejercer y cumplir el derecho y el deber de votar es un motivo de celebración que poco valoramos.
Como no valoramos la política… (La manoseamos).
En época fría aquí nadie se vuelve a acordar de un tal Platón. Si acaso los académicos y pocos les paran bolas porque además de que son —la mayoría— muy ladrilludos, no tienen megáfono para vociferar. Y no se meten a la fuerza en las redes sociales. (Un aspirante al Concejo de Medellín me tiene colapsada la cuenta de Facebook. No me acose más, candidato, que no votaré por usted. ¡Cansón!)
Aquí las cosas funcionan es en caliente.
Qué resaca con la que amaneceremos el lunes. Una vez terminada la fiesta: a sus puestos, firrr. Y empezarán los dolores de cabeza. A unos porque habrán evidenciado su condición de agalludos, se arrebatan Colombia como si de un botín se tratara (vienen a mi memoria las ilustraciones del cuento de Alí Babá y los cuarenta ladrones, repletas de rostros avariciosos) a otros porque se habrán tragado el cuento de que alguna moneda de oro caerá en sus bolsillos. Y a otros porque aceptan tal repartición como costumbre.
Es hora de levantarse, el voto de opinión puede hacer las veces de puntual despertador. No importa que sea derrotado, la cultura política no se consigue de la noche a la mañana ni quedándose en la casa cuando de salir a manifestar el descontento se trata. Las malas mañas politiqueras han desanimado o engatusado a muchos de los posibles electores con sus cantos de sirena. De ahí que de los cerca de treinta millones de compatriotas habilitados para tachar papeletas, sean más los que no lo hagan. Y de los que sí, sean más los que no lo hagan en libertad.
En vísperas de elecciones nada es casual.
La Fiscalía pide a la Corte Suprema investigar al expresidente Uribe por la masacre de El Aro (1997), cuando era gobernador de Antioquia. Y el Tribunal Superior de Medellín se ratifica en la necesidad de indagarlo por la operación Orión. ¿Casual?
El hoy senador Uribe asegura en un trino que el único funcionario de su gobierno que debería estar en la cárcel es Juan Manuel Santos porque, hace veinte años fue donde paramilitares a proponerles tumbar a Samper y refundar la patria. ¿Casual?
El expresidente Pastrana sale dando un portazo de la Comisión Asesora de Paz, porque “s perfila la revocatoria del poder legislativo para tramitar una ley habilitante de poderes dictatoriales para el poder ejecutivo en cabeza del presidente de la República”. ¿Casual?
La Procuraduría abre investigación disciplinaria contra el senador Iván Cepeda por haber visitado a paramilitares en las cárceles para recoger testimonios —sostiene— que salpiquen al expresidente Uribe. ¿Casual?
El senador Horacio Serpa, la cara más fresca del Partido Liberal, y su colega Roy Barreras, la más dinámica del partido de La U, envían una carta al presidente de la República, quejándose de la ventaja que para Cambio Radical supone que su fundador y director vitalicio sea vicepresidente en ejercicio. ¿Casual?
El CNE se decide a meterle el diente a la trashumancia electoral y anula más de millón y medio de cédulas inscritas, para tener después que revertir la medida en Bogotá por cuenta de haber confundido localidades con municipios. ¿Casual?
Peñalosa, que hasta hace poco decía que Mockus era una mala persona, lo acaba de recibir con un abrazo de oso, en la recta final de su campaña. ¿Casual?
El expresidente César Gaviria, luego de conocer la última encuesta publicada por Semana, en la que Clara López da un puntapié a su candidato Rafael Pardo, se dejó venir con la artillería grecoquimbaya contra Ipsos Napoleón Franco. ¿Casual?
Etcétera y etcétera, no es suficiente este ring improvisado para tanta vendetta. ¿Casual?
COPETE DE CREMA: Imposible suponer que lo que pase o deje de pasar por estos días es casual, más allá de posesionar gobernadores, diputados, alcaldes y concejales, lo que en realidad interesa a partidos, movimientos, alianzas y demás, es marcar territorio. Está en juego la carrera por la presidencia 2018. ¡Qué casualidad!