El pasado 23 de enero, la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) emitió una resolución con la cual se adoptaban medidas que, según ellos, promovían la libre competencia en el sector. Esto se dio pocos días después de que recibieran una carta de parte de los presidentes de diez empresas, entre las cuales se encontraban Tigo, ETB o Wom, denunciando inequidad y apuntando a un responsable especifico que se estaría quedando con los clientes y los ingresos, Claro.
Estas medidas de la CRC incluyen horarios específicos para que los usuarios sean atendidos por su operador y la obligatoriedad de reportar las líneas que tienen activas. Si bien, para los operadores que se quejan de Claro esta resolución constituye un primer paso necesario, sigue siendo insuficiente para equiparar más la balanza en un mercado en el que la mexicana es ama y señora, tal como lo muestran las cifras de usuarios.
Con corte a septiembre de 2023, la empresa que le pertenece a la multinacional América Móvil del multimillonario mexicano Carlos Slim contaba con poco menos de 39 millones de abonados sumando los servicios pospago y prepago, lo cual constituye 45,52 % del mercado de la telefonía móvil en el país, que tiene un total de 85 millones de líneas activas.
Solo hay otros dos operadores que tienen un pedazo considerable de la torta del sector, la española Movistar y Tigo, que le pertenece a Empresas Públicas de Medellín (EPM) y a la luxemburguesa Millicom. Sin embargo, aún con eso, entre las dos no llegan a sumar la cantidad de abonados que tiene Claro, ya que se quedan en poco más de 36 millones (21 de Movistar con un 25 % de participación y 15 de Tigo con un 17 %).
El resto de empresas tienen una participación marginal. Wom tiene poco más de 4 millones y medio y una participación del 5,5 % y todas las demás se quedan por debajo de los 3 millones y del 5 %.
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