En un espacio reducido como lo son 5,50 metros pasan sentimientos, emociones y pensamientos en la cabeza de quien está ubicado allí. Un par de guantes, un buzo alcochado, una pantaloneta o sudadera espumada conforman la armadura de un guerrero que lucha porque a su cabaña nunca se le haga daño. Vive en soledad durante casi 90 minutos y cuando se le acercan los demás es para ponerle el pecho a la vida, a la pelota, ahogar el grito de un pueblo o aguantar los reclamos de sus compañeros porque un error les ha costado el trabajo de la semana.
Colombia tuvo cuatro grandes arqueros en una época dorada del fútbol criollo en la que, para colmo de males, esa generación noventera no ganó nada, sino hasta 2001 que se pudo celebrar la Copa América, mal llamada copa de la paz. Cada uno con estilo marcado y definido; Higuita, Córdoba, Calero y Mondragón hicieron del arco de Colombia una muralla, aunque cometieran errores crasos por su show o por algún exceso de confianza.
En la actualidad se discute por si se nacionaliza a un gran arquero como lo es Franco Armani para que sea el reemplazo de David Ospina en caso de que se lesione o no pueda participar en los partidos de la Selección. Si el número uno del arco colombiano no está en capacidades de actuar, gritan los sabiondos que no hay con quién y por ende el golero argentino debe ser el llamado por Pékerman para suceder a David.
No se debe volver a lo de antes, que si no se ve claridad del puesto en el presente, se oculte el pasado y se frustre el futuro. Muchos arqueros colombianos no llegaron a la cúspide de sus carreras debido a las malas actuaciones tanto de periodistas como de directivos, sin olvidar la propia disciplina de los que se encargan de custodiar los tres palos.
No se puede pasar por encima de los procesos que llevan los porteros de la tierra cafetera y darle paso a un extranjero, sin demeritar su calidad y profesionalismo, pero es una ofensa y una bofetada a quienes a pulso y golpe de pulmón lograron llegar a ser convocados en la absoluta. En Colombia sí hay talento y sí hay de dónde escoger, en este momento hay una buena camada: David González, Leandro Castellanos, José Cuadrado, Cristian Bonilla, quien ha participado en el proceso de selecciones. Pékerman no abandona la confianza puesta en Camilo Vargas así no juegue o esté lesionado y otros que esperan con ánimo alguna llamada de parte del cuerpo técnico.
Al nacionalizarse Armani y que con eso pase a ser el candidato idóneo (según algunos) para reemplazar a Ospina, dolería igual que un autogol para quienes hacen o han hecho parte del arco, sea de forma aficionada o profesional, porque el mensaje que se daría es que no hay esperanza de recambio en la portería y se debe buscar en otros países así como antes pasó con los delanteros.
Un ejemplo sencillo es el caso de Pablo Mina, arquero del Cali, tuvo que ir hasta El Salvador para debutar como profesional. En Colombia le cerraron las puertas en cada club que tocó porque los presidentes no manejan con convicción sino con afán de hacer dinero y no de armar un proyecto verdadero. Ahora equipos criollos e internacionales se pelean el pase que antes cargaba Mina entre sus medias.
