Antes de 2012 ningún colombiano conocía el nombre de Jesús Santrich. Su desafortunada burla a las víctimas en los diálogos exploratorios de Oslo, cuando cantó su famoso Quizás, Quizás Quizás, después de que un periodista le preguntara si les pediría perdón a las víctimas del conflicto, despertó indignación nacional. Desde entonces cada vez que tiene un micrófono al frente Santrich siempre deja un titular. Sin embargo, en la intimidad, el exjefe guerrillero, de quien hoy no se sabe su paradero, tiene vena de músico. Toca el saxofón y la dulzaina, además de pintar. Este es el otro lado de uno de los personajes más odiados de Colombia:
Músico, pintor y poeta: el otro lado de Santrich
Su personalidad provocadora lo hizo tan famoso como Manuel Marulanda, y a pesar de que le dedicó su vida a la guerrilla, nunca abandonó su dulzaina ni dejó de escribir