En la madrugada del sábado 5 de junio Velandia y la Tigra terminó su concierto en Barrancabermeja. Entre el público que asistió al Rock Bar estaban Óscar Sampayo y Paola Porras, dos integrantes del Polo Democrático que han dejado la piel vigilando y protegiendo los derechos fundamentales de los campesinos. Entre la gente, se abrieron paso hasta llegar a hasta la tarima en donde Velandia, agotado, se secaba el sudor. Media hora les bastó para convencerlo, a las tres de la mañana, de desplazarse 33 kilómetros por la vía a Bucaramanga hasta llegar a la vereda La Lizama del corregimiento La Fortuna del departamento de Santander. Allí, concentrados desde el 28 de mayo, están más de 800 campesinos venidos del nordeste antioqueño, del Catatumbo y del sur de Bolívar, empeñados en hacerle cumplir al gobierno los 80 puntos a los que se comprometió en la cumbre agraria del 2014.
El lugar es una planicie que gira alrededor de una inmensa roca. Edson, al verla, se dio cuenta que podía convertirla en una tarima. Al reunirse con Pedro, la autoridad de la etnia Barí que también se concentra en el lugar, se comprometió a hacer un concierto allí mismo; un festival para respaldar la minga nacional, agrícola, campesina, étnica y popular.
Un día después había llamado a sus grupos amigos: Las avispas africanas, Adriana Lizcano, Tres y yo, Son Caribe, Jeison Neutra, Arley, El kolectivo la panela y El león Pardo para hacer realidad Música pinga en la minga, el festival que se realizará el sábado en la vereda La Lizama a partir de las 10:00 a.m.
Allí se cantará por todas las promesas incumplidas, por los 134 campesinos que, al protestar pacíficamente, fueron detenidos por la Policía Nacional, por los desmanes del ESMAD que han dejado más de 200 heridos y 3 muertos. A punta de rock y de música campesina más de mil personas estarán ese día, alzando su canto al vuelo, encendiendo la copla, abrazando a una causa que está más viva que nunca.
Hay proclamas que se hacen sentir mejor si son cantadas.