Ela Minus es suave, es delicada, no sube el tono de voz y cuando lo hace se queda afónica. Le gusta, como ella dice, bailar chiquito. Se monta al escenario con un vestido blanco que contrasta con lo colorido de sus creaciones. En un baúl con ruedas que dice HANDLE WITH CARE MY LIFE IS HERE (Manipule con cuidado, mi vida está aquí) transporta 9 cajas blancas, rosadas, negras, y de madera con las que hace música. Todo está marcado con cinta fucsia, su sello personal, porque todo lo suyo tiene un pedazo de cinta gaffer. En otra, de niño chiquito amarillo pollito con azul claro, empaca la poca ropa con la que viaja. Siempre le falta algo, porque está tan obsesionada con el cuidado de sus máquinas que todo lo demás importa poco.
Ela hace música electrónica y rompe con el imaginario del DJ que viaja con una USB llena de canciones y la enchufa para mezclar en vivo. Su música, se puede decir, es análoga porque cada máquina tiene la misma función que cumple un instrumento en una orquesta. Su cabeza es la directora y sus dedos los músicos, por eso su show no es solo oírla sino también verla pinchando sus máquinas mientras baila y canta.
Después de tocar batería por más de 10 años descubrió la electrónica estudiando música. Trabajó en una fábrica en Nueva York construyendo sintetizadores y fue allí donde descubrió la infinidad de sonidos que pueden crear estos aparatos que aparecieron en los años ochenta. Se aisló para hacer por primera vez música sola y ya no en su batería sino experimentando.
Las canciones de esta bogotana suenan a lo que sonaría el espacio porque sus sonidos son uniformes e infinitos. Ella quiere llenar de luz a quienes la escuchan, ponerlos a bailar para reconectar el alma con el cuerpo más que con la mente por eso esta noche nos invita a todos a dejarnos llevar, a celebrar la vida a través de la música para que no nos olvidamos de que estamos vivos.
Ela Minus se presenta el 7 de julio en el bar Armando Records (Calle 85 N 14- 46) de Bogotá.