Museos, memoria y patrimonio (II)
Opinión

Museos, memoria y patrimonio (II)

Por:
noviembre 01, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

La memoria tiene que ser un ejercicio de resistencia contra el olvido y contra todas las formas posibles de injusticia. En un país como el nuestro en el que se asesina para silenciar, para desaparecer, para esconder la realidad, para someter a los otros mediante  el miedo que infunde la muerte de los que amamos, para practicar el macabro juego de comunicar terror, no hay duda que necesitamos hacer todos los ejercicios posibles de reconstrucción y preservación de la memoria individual y colectiva, porque solo en ellos es posible aprender y lograr resistir contra el silencio y el acallamiento, y defender el derecho a recordar.

Como dice Enmanuel Hoog, hablando de memoria y democracia, “hacer un ejercicio de memoria, es construir el tiempo, marcar las etapas, darle un ritmo. Es asegurar la perennidad y la estabilidad, que no es sinónimo de conservación y aún menos de reacción. ¡Qué desafío en un mundo en el que lo inmediato, la amnesia y la volatilidad de las opiniones dominan el entorno democrático!”.

Con idénticas palabras encabecé hace algunos meses la columna con la que recordaba al humorista Garzón, a propósito de los diez años de su asesinato; y las retomo para esta segunda columna dedicada a los museos, memoria y patrimonio, porque las dos últimas intervenciones en el pasado III Seminario Internacional de Museos, pasaban ya de la reflexión teórica y filosófica, estética y museológica, a la exposición demostrativa de dos casos modélicos en dos momentos de la historia de España y de Colombia: el caso del Museo del Exilio de Cataluña en el contexto de la guerra civil española, a cargo de Anna María García de la Universidad de Girona. Y el caso del Museo Itinerante de la Memoria, “Mochuelo”, de los Montes de María, Departamento de Sucre, a cargo de la comunicadora y educadora popular Soraya Bayuelo. En suma, dos maneras distintas de cómo enfrentar el gran desafío del miedo y el olvido.

Anna María García, que glosó muy amplia y detalladamente la circunstancias históricas y sociales de la guerra civil española, explicaba cómo este museo transfronterizo, localizado en la Jonquera, no en Barcelona, como una manera precisamente de descentralizar y situar simbólicamente en ese lugar el paso de los miles exiliados españoles hacia Francia y hacia al mundo, quiere precisamente establecer “puntos de contacto con otro fenómeno histórico y actual, cómo es el de las migraciones, éxodos, otros desplazamientos de poblaciones forzados y la persecución de personas a causa de sus ideas en defensa de la libertad, de la democracia y del progreso social”, lo que desde luego ilustra las razones de su presencia en este seminario y la cercanía con lo que pasa hoy por hoy en Colombia.

El MUME es también un museo que tiene en la figura del pensador Walter Benjamín una manera simbólica de conmemorar a los miles de intelectuales españoles y europeos víctimas de la guerra, conectando su obra intelectual con la cultura y el pensamiento contemporáneos, proponiendo las expresiones humanísticas como una forma de hacer el mundo más amable, más justo y más libre. Por eso una frase emblemática en uno de sus muros es de William Shakespeare y dice: “La libertad no vive aquí, esto es el exilio”.

Por su parte, Soraya Bayuelo, expuso muy elocuentemente las razones históricas y sociales que obligaron a una legión de trabajadores, comunicadores, educadores y gestores de cultura popular en la región de los Montes de María, en los límites de los departamentos de Bolívar y Sucre, azotada por más de 130 masacres perpetradas tanto por paramilitares y guerrilleros, a vencer el miedo y a organizar formas de trabajo cultural, colectivos de comunicación en radios comunitarias, cineclubes en los espacios públicos, colectivos de narradores de memoria, que unido todo a las expresiones culturales de la comunidad, la gaita, los cantos, las formas artesanales, la tradición oral, la cocina, el trabajo de la tierra, empezaron a construir formas simbólicas y prácticas de resistencia y de construcción de memoria, antes de que en el país se empezara hablar institucional y sistemáticamente de museos, de memoria y de patrimonio en esta coyuntura.

No obstante, esta iniciativa de memoria tiene como prospectiva museística en la figura del “Mochuelo”, ave canora de esos montes, que inmortalizara el maestro Adolfo Pacheco en una gran canción, el pretexto para darle al museo una estructura formal simbólica y poética, de naturaleza itinerante, en el que viajará por la región y por el mundo el gran relato que dé cuenta de todo cuanto ocurrió en esa comunidad.

Por eso quizá en una de sus paredes llegue a estar inscrita como santo y seña no una frase de Shakespeare sino de Adolfo Pacheco: “Esclavo negro canta / entona tu melodía / canta con seguridad / como anteriormente hacías / cuando tenías libertad en los Montes de Maria”.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Ciudad al fondo de Monique Facuseh

Ciudad al fondo de Monique Facuseh

Recuerdos de un encuentro y un diálogo

Recuerdos de un encuentro y un diálogo

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--