Rafael Uribe Noguera fue condenado a 51 años y 10 meses de prisión por violar y asesinar a una niña de 7 años. De encontrarlo culpable, ¿a cuántos siglos de cárcel habría que condenar a Musa Besaile y a todos los cómplices del ‘Cartel de la hemofilia’? Lo más probable es que todas estas personas no pasen más de 5 o 10 años en la cárcel. ¿Por qué tanta diferencia con Rafael? Porque Uribe Noguera tiene la mala suerte de que su crimen es muy visual; todos nos podemos imaginar a un depravado sexual embadurnando de aceite a una niña, tapándole la boca para silenciar sus gritos, violándola a la fuerza y al final ahogándola a sangre fría. Una imagen grotesca que nos conecta con el sufrimiento de la niña y de su familia.
En cambio, Musa Besaile y su grupo, parece que saquearon $44 000 millones del sector salud de Córdoba, de pronto causando la muerte de cientos de personas por no recibir un tratamiento médico o una intervención. Pero a estos afectados no los vemos, no tenemos forma de conectarnos su sufrimiento y de sus familiares y amigos. Tenemos fotos de Yuliana Samboní y de sus padres, pero no tenemos fotos de las cientos o miles de personas que dejaron de recibir una droga, un traslado, una cita médica, un examen o una cirugía.
Por eso este desfalco y todos los desfalcos no nos estremecen las vísceras, porque no podemos ponerles cara a las víctimas, porque no conocemos sus vidas y no podemos imaginarnos cómo la corrupción las violó, las abusó y las maltrató. Desconozco si todos los implicados en el ‘Cartel de la hemofilia’ son culpables o no, esto lo definirá la justicia, pero esto no es lo importante de la reflexión que quiero compartir. Lo que me entristece es ver que en este país armamos un tierrero con los delitos que son “gráficos” pero no nos damos cuenta que la corrupción genera más sufrimiento, más dolor, más violencia, más desigualdad.
Lo que me entristece es ver que en este país armamos un tierrero
con los delitos que son “gráficos” pero no nos damos cuenta
que la corrupción genera más sufrimiento, más violencia, más desigualdad
¿Cuántos niños no habrán muerto por desnutrición causada por la corrupción en programas de alimentación escolar en la costa? ¿Cuántos cupos escolares habrían podido asignarse con los miles de millones que se robaron los Nule y los hermanos Moreno en el ‘Carrusel de la contratación’? ¿Cuántas viviendas habrían podido entregarse con los sobornos que pagó la empresa Odebrecht? ¿Cuántos tratamientos médicos se habrían podido realizar con el dinero que Petro botó a la basura intentando dárselas de alcalde emprendedor en la recolección de basura?
Hasta que la corrupción no nos estremezca… hasta que los corruptos no nos generen la misma repugnancia y asco que un Luis Alfredo Garavito… hasta que no los veamos con caras de depravados, este país no tiene futuro.
Hay varios tipos de asesinos: asesinos en serie, asesinos en masa, asesinos predadores y asesinos a sueldo. Estos últimos se conocen como sicarios: personas que matan para obtener un beneficio económico. ¿Acaso no son sicarios los corruptos? ¿Acaso en Córdoba no habrán muerto pacientes porque unas personas querían agrandar sus bolsillos?
Cuando en el imaginario de los colombianos el corrupto sea visto como un sicario, ese día comienza el verdadero proceso y camino hacia la Paz. Lo demás, inclusive los Acuerdos de la Habana, son pañitos de agua tibia.
