Note usted que efectivamente cualquier situación, por mala que sea, es susceptible de empeorar. El gobierno de Santos por ejemplo, da asco, pero puede ser reemplazado por otro que dé miedo. Si el anterior ejemplo le pareció insuficiente para comprobar el aserto de Murphy, ahí le va otro: La carrera 16 A entre las calles 82 y 79 es una vía transitadísima, sobre la cual en escasas tres cuadras, se ubican varias agencias de viajes, dos hoteles, una IPS, un restaurante, tres parqueaderos públicos, e incontables oficinas. Pues bien, ocurre que la vía estaba en un estado tan deplorable que un desafortunado día el gobierno de la ciudad decidió repararla (cosa que normalmente no ocurre), con tan mala fortuna, que una vez el contratista hubo removido el pavimento y su base, algo ocurrió con el contrato y la obra quedó abandonada. Hoy está cerrada al tránsito vehicular (lo que agrava la congestión del sector), y las polisombras se han convertido en un factor adicional de inseguridad para quienes moran o laboran sobre la vía. Alguien sí se ha beneficiado, un fabricante ambulante de chicharrones ya ocupó con su insalubre comercio la intersección de la vía cerrada con la calle 79.
Murphy tenía razón
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