A las 3:30 de la mañana los vecinos del barrio la Castellana empezaron a escuchar cosas que crujían. Luego apareció el olor, el humo, el horror. Los vecinos que rodeaban la casa de la familia Rangel, ubicada en la avenida 1E con 2N salían despavoridos a la calle. Escuchaban dentro de la casa la voz de Nelson Enrique Rangel quien desde el balcón de su casa gritaba auxilio. Las llamas, que aparentemente arrancaron desde el garaje de su casa y que hizo explotar su auto, el del vecino, y cuatro motos, hacían imposible que saliera con su familia compuesta por su esposa, Eliana Mildred Páez Cadena y sus tres pequeños hijos.
Luego, mientras las llamas se elvaban unos quince metros, la familia entera fue al patio de su casa, también enrejado, a esperar lo inevitable. Así los encontró el Subcomandante del Cuerpo de Bomberos de Cúcuta Pedro Márquez quien relató de esta manera el escenario de lo que encontró: “Al ingresar al interior de las casas, desafortunadamente evidenciamos los cadáveres. La inhalación del monóxido de carbono es lo primero que hace que la persona pierda el conocimiento y posteriormente la vida. A la familia, dos adultos y tres menores (de 7, 11 y 14 años) la encontramos en el patio de la casa, de una manera muy triste, casi abrazados”
Las teorías del origen del incendio continúan. No se descarta que haya sido el cortocircuito en el inmenso pesebre que los Rangel construyeron a inicios de Navidad. Otras dos personas murieron y siete están hospitalizadas producto de las heridas. La opinión, el diario más importante de Cúcuta, consiguió en exclusiva el relato de uno de los sobrevivientes: “Yo llamé a los Bomberos para que vinieran rápido. De una de las casas donde se pasó el fuego alcanzamos a ver a toda una familia en el balcón con los hijos. Pero, como no tenían para donde tirarse volvieron a entrar y salieron por el techo. Un muchacho los ayudó a salir por la parte de atrás. Los adultos estaban quemados”, señaló el vecino.
En una cuarta casa donde el fuego amenazó con propagarse, dormían cuatro mujeres que lograron salvarse, aunque dos de ellas sufrieron quemaduras. “Nosotras empezamos a sentir pisadas en el techo y como si estuvieran rompiendo tejas, además de gritos de personas. Entonces, alcanzamos a salir por la puerta, pero en el porche el carro se estaba incendiando por un costado. Ese fuego y calor fue el que nos quemó. El carro lo apagó y sacó un vecino y la casa no sufrió mayores daños”, narró la afectada.
Ha sido el cierre de navidad más triste que se recuerde en mucho tiempo.