¿La copa es para quién? ¡No para nosotros! ¡La copa no la quiero! Quiero ése dinero para salud y educación.
–Tamalui KuiKuru Líder indígena brasileño. [1]
Brasil como anfitrión del mundial ha tenido manifestaciones multitudinarias incrementadas desde 2012 por organizaciones sociales como el “Movimiento de trabajadores sin techo (MTST)” que alberga la clase indígena y popular del país.
No es raro ver en noticieros, redes sociales y prensa del mundo el colapso en que está sumido el país de las garotas por el abandono en que se tiene a más de 50 millones de brasileros sin vivienda digna, falta de inversión en servicios públicos, educación, salud y transporte. Más de 5 mil profesores exigen mejoras educativas y salariales. La expropiación de inmuebles para la construcción de estadios que según la “Articulación nacional para la Copa del Mundo”, contabilizó más de 250.000 personas desalojadas, y "Amnistia Internacional” aseguró que fueron más de 38.000 casos en Rio De Janeiro [2]
Otro aspecto que mantiene el descontento es la acelerada invasión de tierras ancestrales indígenas otorgadas a grandes agricultores extranjeros y nacionales, además de la corrupción y gastos exagerados en la construcción de estadios, acceso de vías, aeropuertos y remodelación de los mismos. Incluso el paro de policía militar en San Pablo se dio por el recorte de 26.8 millones de dólares dedicados a programas y estrategias de seguridad.
El dilema que enfrenta Dilma Rousseff por las inversiones multimillonarias que sobrepasan los 11 mil millones de dólares del erario para infraestructura deportiva y vial, de aeropuertos, sistema de transporte y seguridad entre otros, incendió las organizaciones sindicales, movimientos de trabajadores sin techo, indígenas, profesores, policías, transportistas y médicos. Además según la especialista Rachel Lowe del Instituto Catalán de Ciencias Climáticas de Barcelona, existe una alta posibilidad de que haya un brote de dengue durante el mundial que podría infectar a visitantes y nativos, entre otras cosas debido al clima húmedo que se respira en Manaos, Fortaleza y Natal.
La Presidenta tiene mucho que reflexionar cuando entre a consolidar las finanzas que no van a estar muy halagadoras. Tendrá un desafío monumental para la reelección de octubre cuando la pobreza, el desplazamiento de favelas, la inoperancia del gobierno en cuanto a vivienda, salud, educación etc, le cobren el despilfarro a la nación. Ese dinero hubiese podido invertirse en la pobreza nacional y el desplazamiento de familias de escasos recursos pues la organización del Mundial 2014 y los Juegos Olímpicos 2016 dejaron sin inversión a la clase pobre del país.
Es interesante analizar que la FIFA otorga e impulsa citas mundialistas siempre y cuando el poder adquisitivo del país se traduzca en mayores ingresos para la Federación Internacional de Fútbol Asociado. La FIFA no pierde nunca porque además tiene ingresos por publicidad, manejo de medios televisivos y radiales, comisiones y retribuciones, sin poner en riesgo sus activos. Todo pagado y auspiciado por el país anfitrión que por el afán de complacer deja en una esquina las políticas de justicia social y económica.
Los paros en Brasil tienen fuerza, no política sino de estómago. Con la promoción de la “Ley General del Mundial” se beneficia a la FIFA con exenciones fiscales. Brasil corre con gastos de organización, publicidad, medios de comunicación televisivos y radiales así como, adecuación y construcción de infraestructura, seguridad especial para las delegaciones entre otros. Es más, los destrozos que ocurran durante los eventos serán asumidos por el país. [3]
Entonces el paro no tiene que ver con que a este cincuenta por ciento no le guste el fútbol pues así les gustara no cuentan con los reales para ingresar a ver fútbol. Ellos reprueban las inversiones que sobrepasan los 11 mil millones de dólares, más 2.744 millones en aeropuertos y 256 millones de dólares en puertos. [4] Reales que la población en su infinita pobreza requerían para mejorar su condición de vida social y económica. Ahora sí la brecha se hizo clara entre ricos y pobres, y el gobierno contra miles de infortunados.
Nota: Brasil no es que sea un país pobre pero sí con muchos pobres. El 30 por ciento de la población tiene necesidades. A 2013 cerró con una población de 201 millónes de habitantes. [5]
[1] Lanacion.com
[2] Infobae América. –Rodrigo Dubén 25de mayo 2014
[3] 24 horas el diario sin límites. Mayo 7 del 2014
[4] Rt.com 28 de mayo 2014
[5] larepública.pe
Fotografía: Rt.com
