“Chiclets Adams importará a Colombia los dulces que antes producía aquí. Es libre comercio: reemplazar trabajo nacional por extranjero”. Esto fue lo que escribió el senador Jorge Robledo en su cuenta de Twitter hace unos días, luego de la desafortunada noticia de que la planta de producción en Cali de la firma Mondelez, productora de una gran variedad de golosinas, será desplazada a México. Además de esta, numerosas voces salieron en protesta por lo que denominan una “masacre laboral” de 480 trabajadores (no 900 como dicen) que se encontraban al servicio de la planta. La culpa: del libre comercio, del neoliberalismo, de los grandes capitales, de las mismas multinacionales, entre otros caballos de batalla de marras. Si bien existen ciertas cláusulas en los TLC que de libres poco tienen, es impertinente desenvainar las artimañas ideológicas de siempre sin escudriñar las causas estructurales del problema.
Ahora bien, ¿qué tan coherente es que un consabido detractor de las multinacionales venga hoy a lamentarse de la partida de las mismas? Peor aún, ¿no es ilógico indignarse por la partida de estas empresas cuando gran parte de su labor política gira en torno a denostarlas y asfixiarlas en materia tributaria y regulatoria? Ojo, no es que Robledo y su séquito se hayan cambiado de bando y ahora apoyen a las multinacionales, lo que pasa es que de la misma manera en que los sectores de la extrema derecha se nutren de las peripecias y las desgracias de la guerra para fortalecer su discurso político, estos se aprovechan de todo lo malo que le suceda al país en materia económica y social para salir a criticar al gobierno de turno y proponer sus desatinadas soluciones. Bajo esta lógica, las firmas abandonan el país porque conspiran contra los trabajadores colombianos. Con este ardid, ¿cómo no ganarse los votos de los gremios y los sindicatos? Empero, esto no funciona así. Un curso de economía de primer semestre basta para saber que una firma sale del mercado cuando sus costos promedios superan los ingresos que recibe en el largo plazo. ¿Acaso la planta de Mondelez no venía percibiendo una menor utilidad y producto desde el 2008, con pérdidas el año pasado por $30,703 millones? El somero análisis de Robledo y los suyos, además de estar distorsionado, pretende que las firmas operen aun incurriendo en pérdidas. Malo si se quedan, malo si se van.
¿Por qué estas empresas incurren en pérdidas y deben retirar parte de su estructura productiva? No es culpa del libre comercio, el cual en Colombia solo corresponde al 35% del PIB, mientras que en países como Perú y Chile corresponde al 49% y al 76% respectivamente. Somos relativamente una economía cerrada, máxime cuando la mitad de nuestras exportaciones corresponden al petróleo. Es precisamente la falta de apertura la que impide que bajen los precios de insumos como el azúcar, necesarios en la producción de golosinas.
La falta de una política industrial que fomente el emprendimiento, la diversificación de productos y el comercio internacional, mina un ambiente competitivo y atractivo para las empresas. Esto va aunado al sistema tributario, el cual en Colombia asfixia y desincentiva la actividad económica. Amén de los impuestos a las utilidades que pueden llegar al 77% en el caso de la industria manufacturera, proliferan gravámenes tales como: seguridad social, industria y comercio, renta, transacciones financieras, nómina (parafiscales), predial, delineación urbana, combustible, vehículos, entre otros.
De esta manera, mi invitación es a que se decidan los indignados. ¿Chicha?, ¿maíz?, ¿las multinacionales fuera o dentro del país? No pueden abogar a diario por cerrar la economía, subir impuestos o controlar el tipo de cambio y luego salir a sollozar porque una multinacional cierra una planta de producción. Con ustedes en el gobierno, no se irían tres o cuatro multinacionales como en el gobierno Santos, sino la gran mayoría, la cual saldría espantada del país. El problema se encuentra allende el despido de los 480 trabajadores. Eso no es más que una consecuencia de lo que ustedes defienden. ¿Por qué no darle un poco de aire a estas empresas, y a las mismas empresas nacionales, para que generen bienestar por sí solas? De pronto así, encuentren ventajas comparativas en nuestro país y evitemos estos episodios.
@jdesign9615
