Mujeres víctimas se convierten en antígonas

Mujeres víctimas se convierten en antígonas

La obra que recrea el dolor de la violencia en voz de quienes llevan la peor parte

Por: Nereo Ortegsa Daza
agosto 03, 2015
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Mujeres víctimas se convierten en antígonas
Foto: tomada de Corporación Colombiana de Teatro

El 27 de agosto del 2009 la Plaza de Bolívar de Bogotá se llenó de mujeres que protestaban a través del arte por una serie de asesinatos y desapariciones que han manchado la historia del país pero que, en medio de tanta muerte, tendían a esfumarse de la memoria del colombiano promedio.

Ahí estaban Lucero Carmona, María Ubilerma y Luz Marina Bernal, tres mujeres que comparten el mismo dolor, el de ser las madres de tres muchachos de Soacha que fueron vestidos como guerrilleros para ser asesinados y presentados como miembros de las Farc.

Esa fue la primera vez que el arte les sirvió para denunciar y desahogarse. Después de eso, de la mano de los dramaturgos Carlos Santizabal y Patricia Ariza, realizaron varios performances alrededor de sus historias, entre los que están Las cien manuelas, Pasarela y Huellas.

Eso hasta el año pasado cuando decidieron articular su dolor en una obra de teatro que no solo muestra las ejecuciones extrajudiciales de sus hijos sino las de algunos miembros del partido de la Unión Patriótica y la historia de algunos perseguidos por parte de agentes del DAS.

“El expresidente Álvaro Uribe nos había cerrado todos los medios de comunicación y se nos abrió esta nueva puerta que es el teatro donde hemos podido contar nuestras historias y sentimientos sin censura”, cuenta Luz Marina Bernal. Así nació la obra teatral Antígonas, tribunal de mujeres.

“Antígonas para mí es la transformación de la memoria del dolor en una poesía que toca lo más profundo del público y le cuenta lo que aquí se ha silenciado. Esto es una lucha contra el olvido y el silenciamiento”, dice Carlos Santizabal, director de la obra.
Idartes y la Alta consejería para los Derechos Humanos les otorgó una beca de creación que les permitió desarrollar la idea. Sentados como una familia alrededor de una mesa compartieron rencores, ideas, inquietudes e ilusiones y poco a poco le dieron forma a lo que hoy es Antígonas, tribunal de mujeres.

Las historias de estas mujeres se han articulado con el mito de Antígona de Sófocles. Este clásico trata sobre una mujer que desafía a su rey al darle digna sepultura al cadáver de su hermano a quien éste había condenado a ser carne de perros y aves.
“Ese mito es el símbolo de la ética femenina y del cuidado de la vida de sus seres queridos aún más allá de la muerte-dice Santizábal- y estas madres de los falsos positivos, estas familiares de membros de la U.P, representan eso en nuestro país. Ellas son las antígonas colombianas que están cuidando del honor de sus hijos cuyos nombres fueron manchados por personas encumbradas del poder”.

Durante la obra estas mujeres interactúan en el escenario con algunos recuerdos materiales de sus seres queridos. Cuentan su verdad y dejan fluir su dolor para mostrarle al público, sin actuar, lo que significan esas cifras en las que se convierten los muertos en Colombia. El mito escrito por Sófocles es interpretado por Ángela Triana y otras actrices profesionales que se encargan de llevar el hilo conductor de aquel drama tan real.

“La obra sugiere unos casos en la voz de las personas que los han vivido pero situándolos en el mito para que la gente los relacione y se dé cuenta de que aquí hay un sistema del terror que hace que sucedan casos como estos y, peor aún, que se repitan”, anota el director.

“No he pasado por sus circunstancias pero me siento identificada con su lucha. La obra me dio las herramientas para poder dejar lo superficial y no quedarme en la fórmula sino ir más allá”, cuenta Ángela Triana.

Luz Marina Bernal, una de las actrices naturales, era la madre de Leonardo Porras, “un niño de ocho años en el cuerpo de un hombre de 26”, según dice ella. Leonardo tenía una discapacidad que le impedía leer, escribir y reconocer el dinero y el que consideraba su mejor amigo, lo vendió por 200.000 pesos al Ejército.
Después de vestirlo con un camuflado lo mataron y le pusieron un arma en la mano derecha. “Cómo iba a disparar con un brazo en el que tenía una discapacidad”, dice su madre, pues efectivamente el hombre era zurdo. Todo eso lo cuenta ella durante la obra para sembrar la reflexión en el público, para involucrarlo en su dolor y decirle que su duelo es realmente el luto de todo un país.

“Nos convertimos en una familia y cada vez que nos vamos a presentar, pese al dolor que nos da lo que vamos a contar, nos damos apoyo mutuo para seguir adelante con esta lucha contra el olvido”, afirma Lucero Carmona, madre de uno de los jóvenes asesinados.

Lo que se busca con la obra es que la gente pueda escuchar la verdad de la primera fuente, de las víctimas directas de este conflicto armado. Pero el equipo no se quiere quedar en la denuncia, sino que le imprime el toque de arte a sabiendas de que esta toca fibras y con la esperanza de que su público sienta un dolor de patria que despareció cuando la gente se acostumbró a comer sentada frente a un televisor en el que la presentadora nunca para de informar hechos atroces.

“Es necesario que la verdad sea recreada en la voz de las personas que la han vivido y no sistematizada en una teoría-dice Santizabal- García Márquez lo sugiere en Los Funerales de la Mama Grande al proponer que saquen los taburetes a la calle y se cuenten las cosas ellos mismos antes de que lleguen los historiadores”.
Orceni Montañez es la viuda de José Alfredo Ávila, ex miembro de la Unión Patriótica y dice que la obra le sirve para sacar por momentos esa ira que le acompaña hace más de 20 años, desde que asesinaron a su esposo y lo mostraron como un cabecilla de las Farc. “En este país no tienen por qué haber más masacres, genocidios, fueros militares, desapariciones forzosas ni ejecuciones extrajudiciales”, afirma Orceni.
Precisamente con ese ideal en mente, el de un país distinto, es que estas mujeres se atreven a desnudar sus almas ante un público desconocido y siguen diciéndole al Colombia que su peor cáncer es la desmemoria.

La obra será presentada en el marco de la versión número 24 del Festival Mujeres en Escena por la Paz 2015. La cita es el 4 de agosto, a las 7:30 p. m., en la Corporación Colombiana de Teatro. Calle 12 n.° 2-65, Bogotá. Teléfono: 284-8687.

Nota: La foto de ellas con las manos levantadas es de Juan Gómez, la otra de Juan Domingo Guzmán.

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